Pedro Mir y René del Risco Bermúdez

Pedro Mir y René del Risco Bermúdez

El sábado 18 del corriente tuvimos el honor de presentar, en la Editorial Santuario de esta ciudad, el ensayo del amigo petromacorisano Enrique Cabrera Vásquez sobre Pedro Mir y René del Risco Bermúdez: dos de los poetas más excelsos del parnaso dominicano nacidos y criados en nuestro Macorís del mar. Recordamos que Enrique es periodista de profesión, político, crítico literario, ensayista, poeta y connotado activista social en pro del desarrollo de las poblaciones más necesitadas del país.

Don Pedro nació en el Guano, localidad situada en el mismo universo del ingenio Cristóbal Colón de la familia Vicini. Desde su infancia, como los otros niños del lugar, fue impactado por las precarias condiciones económicas en que vivía la mayor parte de la población, especialmente en los bateyes.

El ensayista nos lleva de la mano a realizar un recorrido fabuloso por las corrientes del pensamiento literario universal que, de acuerdo a su criterio, tuvieron alguna influencia en Don Pedro. Así, nos aproxima al romanticismo que surge en Alemania en el siglo XVIII, al realismo que se inicia en Francia a mediados del siglo XIX con Balzac y Stendhal y al naturalismo, también germinado en Francia con Emile Zola 1880. De acuerdo al autor, los investigadores y estudiosos de esta corriente literaria señalan que en su desarrollo y repercusión influyó “el positivismo de Augusto Comte, el evolucionismo de Darwin y el social de Hebert Spencer que niega la espiritualidad del hombre al rechazar la intervención divina así como el materialismo histórico de Marx y Engels”. Nos condujo, asimismo, al modernismo de finales del siglo XIX y finalmente nos introdujo en el costumbrismo y el criollismo que tanto interés y simpatía despertaron en los intelectuales dominicanos.

Don Pedro desarrolló su talento literario cultivando cuatro géneros: la poesía, el cuento, la novela y el ensayo. A la poesía le dio vida social y presencia humana en las metáforas en que nos muestra la angustia humana y las desigualdades sociales generadas por una realidad inconmovible que persiste imperturbable en la reproducción de un estado de cosas bochornoso y nefasto.

La vivencia carencial de sus coterráneos, sobretodo en su niñez y adolescencia, lo llevó a la poesías de contenido social como “Hay un país en el mundo”, “Contra canto a Walt Whitman” en las que, de acuerdo al autor, Don Pedro proclama con orgullo “Yo, un hijo del Caribe, precisamente antillano. Producto primitivo de una ingenua criatura borinqueña y un obrero cubano, nacido justamente, y pobremente, en suelo quisqueyano”.

René Del Risco y Bermúdez, poeta de insondable efervescencia, era amigo íntimo de mi hermano Miguel quien, desde niño, me ha tenido un cariño especial. Ese afecto también lo llegó a tener ese joven poeta por nosotros.

En lo personal fue una persona con gran sentimiento social e inquietudes revolucionarias. Lo hicieron preso y lo torturaron con saña al develarse el Movimiento Clandestino 14 de Junio. De ahí pasó al duro y angustiante exilio para, posteriormente, participar en la guerra patriótica. Cabe acentuar que desde muy temprana edad tuvo vocación por las letras, las artes y, especialmente, por la poesía, el cuento y los ensayos.

Autor de “El viento frío”, poesía, “Ahora que vuelvo, Ton”, cuento, “El mundo sigue, Celina”, cuento, “El cumpleaños de Porfirio Chávez”, “No está bien, sin embargo”, “La máscara”, cuento. Y muchas obras más, nos dejó a los 35 años de edad por un accidente automovilístico en el Malecón de Santo Domingo.

Finalmente, me permito felicitar al autor de este interesante ensayo por la calidad de su trabajo y por mantener vigente en nuestra memoria la presencia de dos coterráneos extraordinarios como son Pedro Mir y René del Risco.

 

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