Pedro Pablo, Guillermo y algo más…

Pedro Pablo, Guillermo y algo más…

POR VIRGILIO ÁLVAREZ BONILLA
Fue una noche de rock maravillosa, una noche de nostalgia, alegría y recuerdos de un pasado ya no reciente y de una juventud alejada, sacudida por los combates de los años, inclemente en sus llagas pero generosa en sus experiencias.

Pedro Pablo y Guillermo ofrecieron el sábado pasado en Casa de Teatro un concierto de homenaje a los pioneros del rock, Don y Phil Everly, creadores del famoso dúo Everly Brothers, precursores del Rock and Roll e intérpretes de innumerables melodías que se conocieron a partir de la década de los años cincuenta y que estuvieron en la cima de todos los programas de música popular de aquella época donde el rock invadía con furor el sentimiento de la juventud occidental.

Al compás de “All I have do is dream”, “Bye bye love”, “Wake up little Susie”, “Bird dog y Problems”, “Let it be me”, y muchas otras canciones de aquella época de oro, los “Brothers” Álvarez deleitaron a un selecto público que abarrotó el escenario de Casa de Teatro en una noche de remembranzas, lágrimas y contagioso entusiasmo.

Más que un concierto, aquello fue una entrega de amoroso esfuerzo que Pedro, Guillermo y sus acompañantes ofrecieron a los amigos, familiares y público en general que se dio cita en el acogedor lugar de cultura creado por Freddy Ginebra, para disfrutar en todo su esplendor de aquel obsequio tan generoso y espontáneo que nos entregaran esos dos seres maravillosos proveedores de dones que sólo el Creador tiene reservado para los que le merecen.

El acoplamiento en las interpretaciones, parte de un ensayo que nació hace muchos años en las habitaciones del hogar paterno, en los convites de amigos de juventud, en los pasillos de acogedores amigos y finalmente después de cuarenta años en agotadoras jornadas entre pleitos y satisfacciones, el amor por la música, que fue para ambos hermanos su pasión “juventus”, se vio coronada por los delirantes aplausos que como justa recompensa a su esfuerzo les brindamos los asistentes al concierto.

Pero algo más nos tenían preparado los autores principales de aquella inolvidable noche, pues también hubo una agradable sorpresa cuando Luis José del Castillo interpretó varias canciones del inmortal rey Elvis, haciéndolo de forma magistral en una versátil versión criolla del rey del rock.

Todo aquello fue un espectáculo de primera, los profesionales que acompañaron musicalmente a los intérpretes estuvieron a la altura de los mejores en su estilo; aunque tal como explicara Pedro Pablo, muchos de ellos no estaban familiarizados con el tipo de música que interpretarían Andrés Aybar y Giuseppi Banarelli en las guitarras electrónicas, Rauel Álvarez (hijo de Guillermo) en la guitarra acústica, el buen amigo arquitecto Gustavo Moré en el contrabajo eléctrico, Arístides Cruz en la batería y Luis Guzmán en el teclado, fueron verdaderos exponentes del rock en la mejor de sus dimensiones.

En fin, aquella noche hubo de todo en tiempo de rock. Freddy Ginebra estaba feliz, llorón consuetudinario y confeso, expresó sus emociones de la forma que suele hacerlo. Él, por supuesto no estuvo solo, muchos más secaron sus rostros bañados por lágrimas de alegría, provocada por los recursos de los tiempos idos solo capaces de volver a través de amorosas entregas como las que nos ofrecieron Pedro Pablo y Guillermo. ¡Qué orgulloso estoy de ser parte de ustedes queridos hermanos!.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas