Pegado contra la pared

Pegado contra la pared

Así han puesto al pueblo dominicano, para darle una nueva y feroz puñalada. El Dr. Leonel Fernández y su equipo de la corporación PLD hicieron todo tipo de fechorías en los últimos ocho años, se embolsillaron miles de millones de pesos en acciones ilícitas (como nunca se habían visto en el país), vivieron en una eterna francachela, montaron un descomunal aparato de engaño que los hacía aparecer como los “niños cantores de Viena” ante una ciudadanía embobada e indefensa, la mitad de ella al límite de la pobreza y embrutecida por la repetición hasta el infinito de sus mentiras, armaron, con dinero a raudales y engaño, un aparato legislativo y judicial que de acuerdo a lo que piensan, evitará que todos vayan con sus huesos a la cárcel, y al final, decidieron colocar en la presidencia al único que podía mantener las riendas del gobierno en sus manos, porque no había ningún otro que fuera lo suficientemente potable ante la sociedad como para que pudieran garantizar seguir disfrutando de las miles del poder.

Al final, un hoyo fiscal de 187 mil millones de pesos y una deuda externa encampanada por encima de los 25 mil millones de dólares, constituyen la parte más visible del paso por la presidencia del ciudadano Leonel Fernández y su corporación.

Ahora quieren que todos y todas contribuyamos a llenar el inmenso hoyo que nos dejaron, con el agravante, de que como dice el refrán popular, “el que tiene más saliva come más hojaldres”, o sea, que quienes detentan el poder real pagarán una parte infinitamente inferior del desastre que la clase media, los productores medianos y pequeños y la gran masa del pueblo humilde.

Como nos reclama nuestro Himno Nacional, hay que tener la gallardía y la firmeza de decirles: ¡Se equivocaron! ¡No vamos a pagar su robo descomunal! ¡Y no se van a salvar del juicio moral y político! ¡Los vamos a mandar al zafacón!

Primero como las hormigas, juntémonos en pequeños grupos, utilizando las más diversas vías para comunicarnos, para denunciar su atentado contra el país y decir que hay otras formas de pagar  el desastre que dejaron. En calles, plazas, parques y campos del país. Porque ¡tenemos derecho a rebelarnos! Y poco a poco vamos a ir alzando la voz, convenciendo a nuestros hermanos y hermanas, hasta que la indignación se convierta en acción directa decidida, en todo el país, para condenarlos moral y políticamente, sentarlos en el banquillo de los acusados e imponer otro camino para enfrentar el desastre que nos dejaron. No será ni la primera ni la última vez que nuestro pueblo se levanta contra sus opresores.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas