Porque el Hijo del hombre va a venir con la gloria de Su Padre y con Sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno conforme a lo que haya hecho. Mateo 16: 27.
Todo lo que hacemos para el Señor será recompensado porque Dios no se olvida. Por eso nuestro servicio debe ser lo mejor; porque tenemos la certeza de que Él mira lo que hacemos, cómo lo hacemos y la intención con que lo hacemos, para luego retribuirnos grandemente.
Si entendemos esto, no tendremos problema. Al contrario, batallaremos para no dejarnos llevar por el conformismo, el cual nos hace caer en la rutina y, de esta manera, no hacemos lo que podríamos hacer diferente y mejor.
Peleemos contra aquello que quiere limitarnos para que no hagamos más. Resistamos las voces extrañas que nos dicen “Con lo que haces está bien”. Porque todo esto pretende que sigamos en lo mismo, y la recompensa no vendrá por hacer siempre lo mismo sino por todo lo que hagamos. Es decir, que se activa un poder multiplicador el cual genera ganancia para nuestro beneficio, porque Dios sí sabe recompensar, como nadie más, a los que trabajan para Su Reino.