PARIS (EFE).- La inesperada y modesta producción “L’Esquive”, una historia urbana ambientada en un barrio de la “banlieu” parisiense, del cineasta de origen turco Abdellatif Kechiche se convirtió el sábado en la gran triunfadora de la ceremonia de los César, al ganar las estatuillas de mejor film y mejor director.

La gala no deparó el esperado duelo entre “Un long dimanche de fiancailles”, de Jean-Pierre Jeunet, y “Les Choristes”, de Christophe Barratier, porque la eclosión de “L’Esquive” los eclipsó.

Pero si la obra de Jeunet salvó la cara gracias a César menores -en total sumó cinco-, “Los Choristes” no pudo esconder su fracaso tras las dos estatuillas (música y sonido) que le dejan desvalido ante la entrega mañana de los Oscar, a los que opta en la categoría de mejor film extranjero.

“L’Esquive” se alzó con los dos galardones más importantes, pero también logró el de mejor guión, obra de Kechiche y de Ghalya Lacroix, y el de mejor actriz novel, que recayó en la jovencísima Sara Forestier.

El momento más emocionante se produjo cuando Kerchiche recibió el premio al mejor director de manos de su “colega” español Pedro Almodóvar, que había improvisado unas palabras en francés.

“El dolor y el gozo hasta que pase la existencia. Cuando el gozo llega hay que saborearlo”, afirmó Kechiche citando un proverbio árabe que recordó su origen tunecino.

“L’Esquive” narra la vida en un barrio deprimido de las afueras de París, en el que un joven de origen inmigrante cuyo padre está en prisión, sueña con fugarse junto con su madre en un velero.

En número de premios la ganadora fue “Un long dimanche de fiancalles”, la segunda producción más cara de la historia del cine francés, que pese a sus cinco estatuillas dejó una sensación de fracaso. Mejor actor novel (Gaspard Ulliel), mejor actriz secundaria (Marion Cotillard), vestuario, fotografía y decorado son un pobre bagaje para una película que se presentaba como la gran favorita.

Peor aún le pintó a “Les Choristes”, éxito de taquilla en Francia con más de ocho millones de entradas vendidas, pero que se tuvo que conformar con los dos César auditivos (música y sonido).

Otra de las sorpresas fue “Quand la mer monte”, una producción independiente rodada en el norte de Francia que se llevó dos César, el de mejor primera película, al que también competían “Les Choristes”, y el de mejor actriz, que recayó en Yolande Moreau, también co-directora del film junto a Gilles Porte.

Mathieu Amalric ganó el César al mejor actor por su interpretación en “Rois et Reine”, de Arnaud Desplechin, por lo que también desdijo los pronósticos y se llevó a casa una segunda estatuilla, ya que en 1997 había ganado la de mejor actor novel.

Almodóvar había acudido a París para tratar de llevarse su quinto César, esta vez con “La mala educación”, pero en la categoría de mejor película de la Unión Europea (UE) las vencedoras fueron “Ae fond kiss”, del británico Ken Loach, y “Zivot je cudo”, del bosnio Emir Kusturica, que empataron en la votación del jurado.

El director manchego no quiso entrar en la polémica sobre si el público francés le aprecia más que el español.

“Me siento muy querido tanto por el público francés como por el español, aunque el hecho de ser extranjero en Francia hace que sean más generosos conmigo. Uno se aburre más de lo que tiene al lado en su país”, indicó.