Peligro latente

Peligro latente

Francisco Alvarez Castellanos
Si mal no me acuerdo, la última guerra que enfrentó nuestro país con otro extranjero, fue cuando las tropas dominicanas, lideradas por Gregorio Luperón, vencieron a las españolas, dando fín así a la anexión del país a España. La idea anexionista surgió de la mente enfermiza y asesina de Pedro Santana (mató aMaría Trinidad Sánchez, los hermanos Puello, los Duvergé, Francisco del Rosario Sánchez y un montón de etcéteras más).

Pero ahora, con motivo de la infortunada visita del presidente Leonel Fernández a Haití, «en busca de soluciones», sin entender que el actual gobierno del depauperado país es transitorio, me dejó como tarea pensar qué hubiera pasado si una bala hubiera matado a nuestro mandatario. Y llegué a una conclusión: ¡la guerra inmediata!

La República Dominicana tiene una Fuerza Aérea, una Marina de Guerra y un Ejército Nacional. Haití no tiene más que hambre, enfermedades y un deseo enfermizo de cruzar la frontera en busca de mejor vida.

Pero no me olvidé que haitiano es el que nace de madre haitiana, donde quiera que sea y que en el país puede que haya entre millón y medio o dos millones de haitianos, entre legales e ilegales, muchos de ellos ex miembros del destruído ejército de su país. No tienen fusiles ni armas de guerra (que uno sepa).

Pero, ¿se figuran ustedes a 400,000 haitianos armados de machetes (arma que manejan como el mejor)? Esa gente, antes de ser reducida a la obediencia, o al silencio eterno (se trata de una guerra, ¿ no ?), primero causarían una matanza increíble entre gente inocente. Al final, nuestras Fuerzas Armadas reducirían a Haití a su mínima expresión como país, aunque esto es un simple decir, porque un territorio como el haitiano ya está en esas condiciones. Habría muertos de uno y otro bando, mucho más que de uno que del otro, hasta que las Naciones Unidas, la OEA y otras organizaciones inoperantes intervinieran para imponer la paz.

Pero esta situación, que tuvo en un tris de que se produjera si nuestro Presidente no sale «abruptamente» del Palacio Presidencial haitiano (en el Cibao se dice que «espantó la mula»), tiene un remedio. No uno, sino varios.

Primero: Ni un solo haitiano ilegal debe quedar en el país;

Segundo: haitianos nacidos y criados en nuestro país, pero que abiertamente son agentes de su país de origen y que hablan por radio, van a la televisión y demuestran con sus palabras lo que son, deben ser enviados «al otro lado»…de la frontera, claro está;

Tercero: Aunque lo he escrito y dicho varias veces, es necesario defender nuestra frontera. Para eso debemos destinar cinco de las seis brigadas del Ejército Nacional en la línea divisoria e impedir, a como dé lugar que ningún haitiano venga ilegalmente a la República Dominicana, y al guardia (que hay muchos que dejan pasar haitianos mediante el pago de un «peaje»), ubicarlo y pasarle un severísimo consejo de guerra;

Cuarto: Levantar un muro de contención, electrificado en su parte más alta, para impedir que nadie ni siquiera piense cruzarlo. Un muro con puertas en Dajabón, Elías Piña, Jimaní y Pedernales;

Quinto: Firmar un contrato con el Gobierno de Haití para que en tiempos de zafra de la caña, de la recogida de café, etc., nos envíe los peones que necesitemos y que, una vez terminado el trabajo, vuelvan a su país. Pero que aquí vivan como humanos, en bateyes bien construidos, dotados con los servicios esenciales, y pagados como debe de ser.

Y otra cosa, sumamente importante, y es esta. Todos aquellos dominicanos que abandonaron sus bohíos, y pequeñas pero productivas parcelas de tierra, hacerlos volver a los mismos, sacarlos de esta capital donde «se la buscan» de cualquier manera, produciendo una superpoblación que ya no se aguanta.

Es un problema a resolver entre los dos países. ¡Pero ya!

Evitemos una guerra que será un inútil derramamiento de sangre, y que aunque seamos nosotros los agredidos, seremos ante el mundo un pueblo xenófobo que atacó a unos infelices que no tienen de nada, sino un hambre de 200 años.

Pero algo más hay que hacer en pro del pueblo haitiano. Que Francia se olvide de los hacendados franceses que fueron asesinados por los esclavos en los inicios del siglo 19, cuando se declaró la independencia haitiana… y se inició la miseria de ese pueblo, ya que esos esclavos, además de matar, ¡quemaron la riqueza que hizo de Haití la colonia más rica que tenía Francia en América! O sea, la miseria haitiana de hoy, se inició el mismo día de la independencia de ese pueblo.

Entonces, ¿por qué Francia no ofrece las fértiles tierras que tiene en la Guayana francesa en América del Sur, para que siquiera tres millones de haitianos emigren hacia a una vida mejor? Que recuerden lo que hizo el presidente Monroe después de la guerra entre el sur y el norte de los Estados Unidos, que terminó con la liberación de los esclavos. Muchos de éstos manifestaron su deseo de abandonar el país pero, ¿a dónde irse? Monroe compró más de un millón de kilómetros cuadrados en la costa oeste de Africa y fundó la república de Liberia, construyó o modernizó las aldeas existentes y los ex esclavos, agradecidos, bautizaron como Monrovia a su capital. Entonces, ¿ por qué Francia, tan «preocupada» por el destino haitiano, que hasta busca una «fusión» con los dominicanos, no lleva a esos haitianos a la Guayana francesa, donde sobran las tierras vírgenes? Pero, para terminar, ojalá que al Presidente Fernández no se le ocurra otra «genial idea» de «buscar soluciones» donde no debe. Porque si algún país debe buscar soluciones, ese país es Haití, y buscarlas, ¿saben donde? Aquí, en la República Dominicana.-

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