Peligros de los andadores infantiles

Peligros de los andadores infantiles

POR LORENA JUNQUERA
Los andadores han sido utilizados desde al menos el siglo XVII, pero sus peligros sólo se han conocido y destacado en las dos últimas décadas. El uso del andador implica riesgos y no tiene ventajas educativas.

Consecuencias

Se pueden sufrir lesiones, vuelcos, choques, y caídas por las escaleras.

Pueden retardar el desarrollo del equilibrio, la fuerza y el control de los músculos que los bebés necesitan.

Ralentizan y dificultan el proceso de aprendizaje de la marcha.

Retrasan el desarrollo motor y mental.

Disminuyen la ejercitación de los músculos de los muslos y las caderas.

Eliminan la motivación para caminar del niño.

Contribuyen a que el niño distorsione su imagen corporal y no reconozca los límites de su propio cuerpo.

Puede hacer que el niño tenga el pie plano, ya que al facilitar que se mantenga en posición vertical cuando no está preparado, pueden deformarse ligamentos y huesos.

A los niños con algún tipo de problema motor, les dificulta el progreso (les induce a desarrollar movimientos compensatorios anormales).

Enseñarle a andar

Los padres deben ayudar a sus hijos a andar y sentarse por sí mismos, ofrecer lugares seguros para jugar y supervisar su juego todo el tiempo que les sea posible, a fin de evitar accidentes. Si a pesar de todo utilizan el andador hay que asegurarse de que cumple con los estándares de seguridad ASTM F977, buscando su etiqueta de cumplimientos de normas. Y una de las reglas es que el andador debe ser más ancho de 91 centímetros o 36 pulgadas.

La Academia Americana de Pediatría, y algunos médicos y pediatras, instan a la no utilización de los andadores, para evitar posibles problemas futuros. Pero la última decisión sobre su uso o no, queda en manos de los padres.

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