Los intentos de comprar votos y cédulas con instalación de carpas frente a locales electorales dirigidos a manipular votantes sería, efectivamente, atentar con empleo de recursos antidemocráticos al equitativo desarrollo de los comicios venideros; pero esas transgresiones a campo raso y en medio de pasiones partidarias no deberían ser enfrentadas por gente del activismo proselitista exhortada públicamente por un líder máximo a constituirse en fuerza de choque actuando al margen de la autoridad legítimamente constituida para tumbar techados. ¡Leña al fuego e incentivo a la violencia! Y peor aún: al convocar a los peledeístas a tomar la ley en sus manos al expresidente Danilo Medina se le atribuye haber dejado a sus seguidores en libertad de recurrir al método que sea para impedir que ocurra la compra de cédulas (específicamente en el municipio de Neiba donde habló).
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Si por el territorio nacional se extendiera la consigna de quien ha sido conductor de masas y logra su lealtad, el control del orden en entornos a colegios podría escapar a la acción policial especializada y llamada a ejercer el monopolio de la fuerza por encomienda de la propia JCE que instruye enfáticamente a impedir cualquier sucio comercio y menos el atrincheramiento en alrededores. El exmandatario debería ahora auspiciar sosiego instruyendo a seguidores a apoyar a los guardianes de la paz pública con denuncias responsables para que actúen. Que anule el mal presagio que hasta ahora no había aparecido en el horizonte.