La histórica actuación de Albert Pujols debe verse como un alivio para la carga mediática negativa de huracanes, situación haitiana, casos preocupantes de corrupción en “veremos”, etcétera, y como alternativa relajante, me permito plagiar una popular anécdota sobre las virtudes y defectos de los dominicanos, cambiando los protagonistas y sus cualidades: Dos amigos en un restaurante latinoamericano; uno comenta al otro su feliz estadía en nuestro país y ese otro le dice “cómo hablas de feliz estadía en un país reconocido por sus brillantes peloteros, pero con legisladores y funcionarios corruptos que retrasan su desarrollo? Y el uno lo corrige: Soy dominicano y tengo un hermano congresista, respetable, honrado e incapaz de participar en ningún acto de corrupción; no generalices!”.
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El almuerzo continuó en un ambiente cargado de disgusto y al despedirse, como forma de desagraviar a su amigo, el otro le dijo: Espero que no tomes a mal mi comentario sobre los gobernantes de tu país y, por simple curiosidad, ¿Qué base juega tu hermano?