El presidente Enrique Peña Nieto aseguró ayer que la actitud de México hacia la nueva administración de Estados Unidos no debe ser agresiva ni displicente, sino de diálogo, y agregó que su gobierno sigue apostando por el libre comercio, sobre todo en América del Norte. “Ni confrontación, ni sumisión. La solución es el diálogo y la negociación”, dijo el mandatario en un pronunciamiento sobre política exterior previo a la cita que el canciller y el titular de Economía tienen en Washington esta semana y de su encuentro con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca el próximo 31 de enero.
Peña subrayó que “México no cree en muros”, como el que Trump anunció que construirá en la frontera y dijo que exigirá que cualquier proceso de deportación se haga de manera “ordenada y coordinada” como ha ocurrido durante los ocho años de la administración Obama, periodo durante el cual Washington deportó casi a 3 millones de mexicanos.
El mandatario también insistió en la importancia de proteger el libre flujo de remesas de los mexicanos que viven en EU, “evitando que se dificulte o encarezca su envío” ya que suponen una “contribución invaluable al desarrollo nacional”.
Las remesas suman anualmente unos 24,000 millones de dólares y son el principal ingreso para miles de familias pobres en México. Sin embargo, Trump había sugerido que Estados Unidos podría retener parte de ese dinero para pagar el muro que quiere construir en la parte de la frontera que aún no lo tiene.
La oficina de la presidencia informó que el domingo Peña Nieto habló con su homólogo canadiense, Justin Trudeau, sobre el Tratado de Libre Comercio, y coincidieron “en sumar esfuerzos para continuar impulsando la integración económica de América del Norte”.
Sin embargo, el presidente Donald Trump quiere renegociar por completo ese tratado y ya anunció que ése será uno de los temas a tratar en el encuentro con el mexicano.