Peña, siempre Peña

Peña, siempre Peña

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

La muerte de José Francisco Peña Gómez, el más grande líder de masas de la historia nacional, dejó huérfanas a varias generaciones que habían puesto en sus manos y en su talento, en su arrojo y sagacidad, en su profundo manejo de la táctica y la estrategia, la esperanza de acceder al poder supremo de la Nación para que fuera conducida con acierto y valor, con inteligencia y respeto por la soberanía nacional, los derechos humanos, el derecho a la justa fama y el irrestricto e indeclinable equilibrio en la administración y aplicación de las leyes por los tribunales de Justicia.

Su voz atronadora quedó grabada en los equipos de fiel reproducción de las palabras, pero no ha sido aprovechada como se debiera, salvo el buen trabajo del Instituto José Francisco Peña Gómez, el cual mantiene su legado con la celebración de conferencias, cursos especializados y actos en recordación de su memoria.

Pero falta más, mucho más, de Peña Gómez podemos decir que tocó la totalidad de los temas fundamentales por la organización, reforma, consolidación y firmeza para gobernar el país.

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Dado que su prédica cuasi diaria hablaba, analizaba, discutía asuntos del diario vivir que afectaban a la población en todos los aspectos, orden público, impuestos, educación, deportes, relaciones internacionales, si hubiera interés en estudiar y aprender, su obra política junto con la de Joaquín Balaguer y la de Juan Bosch, debían ser objeto de permanente atención, estudio, comparación, pero…

Para algunos estudiar el pensamiento político de José Francisco Peña Gómez a nivel universitario y de foros especializados del más alto nivel académico, sería una derrota, puesto que la envidia que les corroe el corazón no les permitiría participar en el estudio de la obra de aquel que siendo su coetáneo de tantos “sabios” se levantó de la miseria, de la orfandad del negro color de su piel e impuso la blancura de su sonrisa, el talento fuera de serie y un especial olfato para la táctica y la estrategia que hasta Juan Bosch reconocía

Somos tan egoístas, tan tímidos o tan poco dados a reconocer los verdaderos valores, que los invito a que intenten recordar ¿Cuándo fue el último seminario sobre los escritos de Gregorio Luperón, primera espada de la Restauración de la República; cuándo se analizaron las obras de Ulises Francisco Espaillat; cuándo las de Pedro Francisco Bonó?

Peña Gómez fue una muy preciada flor de invernadero que se impuso a complejos quebrantó la timidez y a golpes de audacia, estudios y perseverancia en el bien, se convirtió en el joven más brillante de su época, en una estrella cuyo fulgor se mantiene en el cielo de la Patria. AMEN