Pensamientos de un legislador derrotado

Pensamientos de un legislador derrotado

ENRIQUE PÉREZ VÉLEZ
Ya, yó, desde el próximo 16 de agosto dejaré mi querida y productiva “curul”, a la que estaba aferrado desde hace unos cuantos años, por lo que perderé las múltiples prebendas que deja ese ambicioso “carguito congresual”, y por lo tanto seré despojado de la inmunidad parlamentaria que le permite a los congresistas cometer indelicadezas, exentas de sanción alguna.

Ya, yó no recibiré dos exoneraciones para traer exonerados de impuestos, de cualquier país del mundo, dos vehículos de motor del tipo que me dé la gana, para venderlos al mejor postor.

Ya, yó dejaré de percibir mensualmente extraordinarios emolumentos por los 180 días de trabajo que realizo durante las dos legislaturas de solo 90 días cada una, “excesiva” labor que fatiga a cualquier ser humano.

Ya, yó y familia no tendremos guardas espaldas especiales, choferes a nuestro servicio, y gastar gasolina sin contador, desde el próximo 16 de agosto, derroche de dinero que tanto incide en el aumento de la pobreza.

Ya, yó y mi familia no podremos disfrutar gratis de los viajes al exterior en primera clase y en hoteles cinco estrellas, que con jugosas dietas paga el Congreso Nacional, para uno darse la dolce vita.

Ya, yó y mi familia no tendremos pasaportes diplomáticos, ni podremos utilizar el Salón VIP cuando viajamos al exterior, ni traer las maletas repletas de artículos que pasaban por el mostrador de los diplomáticos sin inspección aduanera. Ahora, como seré un ciudadano común, luego de pasar por migración, me harán quitar los zapatos y meter en una canastica todo lo que llevo en los bolsillos, para luego someterme al detector de metales.

Ya, yó no tendré celulares pagados por el Poder Legislativo para hacer yo y mis familias todas las llamadas que nos de la gana, sin aportar un solo chele de mi bolsillo.

Ya, yó no podré disfrutar de las exquisitas comidas parlamentaria, ni asistir al Club de los Legisladores que hizo Lila, para que los “defensores” del pueblo puedan botar el golpe los fines de semana, luego de agobiadoras horas de trabajo, actividades que genera un notable crecimiento del PIB (P obreza-I nmensa- B rutal)

Ya, yó, como no tendré inmunidad parlamentaria como la que gozó el diputado aquel, ahora reelecto, al que apoyamos sus travesuras con el “canjes” de chinitos forrados de dólares, por lo que tengo que tener mucho cuidado después de ese fatídico 16 de agosto.

Ya, yó no podré figurar en los medios de comunicación como normalmente hacía, porque ahora soy un cohete explotado y no soy noticia.

Ya, yó por esa misma condición no seré invitado a las recepciones en el Palacio Nacional, ni a las de las embajadas acreditadas en el país con motivo de la independencia de sus respectivas naciones, en donde los invitados se dan tremendo banquete comiendo y bebiendo.

Ya, yó no tendré que almidonar mi traje blanco para asistir a las tediosas entregas de las memorias de los Secretarios de Estado que hace el Presidente de la República cada día 27 de febrero, sobre su gestión del año anterior, memorias a la que nadie le hace caso, y mucho menos leen.

Ya, yó como ciudadano cualquiera, dejaré de recibir en las Navidades decorativas canastas repletas de finos licores y abundantes golosinas, de mis chulos “amigos” que desde ya me están haciendo el fuá.

Ya, yó tengo que ir pensando en posible “retaliación” por parte de los “depreco-dores comesolo”, para que no me vayan a inventar un expediente de supuesta travesura, para aplicarme el nuevo Código Procesal Penal, y luego dictar en mi contra medidas de coerción e impedimento de salida, porque aquí todos saben que yo soy una persona que siempre he actuado apegado a la ley, con “transparencia y honradez”. Alabado sea el Señor.

Ya, yó no tengo derecho al pataleo sobre el fraude colosal que me hicieron los comesolos, porque los compañeros “contenciosos”, a quienes nombramos en la Junta, le dieron el palo de la gata a las impugnaciones que hizo la alianza rosada. I, se hará justicia.

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