Pensilvania: Primos pasaron de delitos menores a asesinatos

Pensilvania: Primos pasaron de delitos menores a asesinatos

FILADELFIA. Dos primos acusados de una espantosa matanza en Pensilvania que llegó a su fin cuando la policía desenterró los restos de cuatro jóvenes en una granja familiar empezaron cometiendo delitos menores.

Las autoridades desconocen en qué momento los sospechosos de 20 años pasaron de cometer delitos como allanamiento de morada y robo de joyas a presuntamente asesinar a sus víctimas y enterrarlas en dos fosas tan profundas que fueron necesarias una retroexcavadora y decenas de personas para tamizar el área.

La policía encontró los cuerpos de los hombres desaparecidos después de una búsqueda extenuante de cinco días bajo un calor abrasante y lluvias fuertes.

Para Cosmo DiNardo, cuyo abogado dijo que ha confesado los cuatro asesinatos a cambio de no recibir la pena de muerte, los roces con la ley iniciaron al principio de su adolescencia.

Tenía cerca de 14 años cuando la policía de Bensalem lo contactó por primera vez. En los siguientes seis años tuvo más de 30 altercados con las autoridades, reveló el director de la policía Frederick Harran, si bien los documentos de la corte sólo muestran los delitos menores y detenciones de tráfico ocurridas después de sus 18 años.

DiNardo se matriculó en la Universidad Arcadia en Glenside en otoño de 2015 con la esperanza de estudiar Biología y tenía la intención de viajar por el mundo, de acuerdo con los comentarios en un blog sobre la generación entrante de alumnos.

«Voy a viajar al extranjero, espero a Italia y el resto de Europa», es citado diciendo.   Sin embargo, su periodo en la escuela fue breve. Después de hacer comentarios que inquietaron a varias personas en las instalaciones académicas, funcionarios de seguridad pública contactaron a la policía local.

La universidad envió una carta a los padres de DiNardo en la que advertía que su hijo enfrentaría cargos por invasión a propiedad ajena si regresaba a la escuela, informó una persona al tanto del contenido de la carta y que habló con The Associated Press a condición de no ser identificada por no tener autorización para hablar públicamente al respecto.

Harran subrayó que un familiar afirmó que un año y un día antes que admitiera los asesinatos, DiNardo se internó voluntariamente a una institución mental.   Pese a su reclusión por problemas mentales y sus roces frecuentes con la policía, DiNardo pudo vender armas y marihuana en la zona, de acuerdo con una fuente familiarizada con la confesión de DiNardo y que habló con la AP bajo la condición de mantener el anonimato.

Una declaración jurada de la policía confirmó las afirmaciones de la fuente: DiNardo atrajo a cada una de las víctimas a la granja de 36 hectáreas (90 acres), propiedad de su familia, en Solebury Township con el pretexto de venderles marihuana.

Su primera víctima compraría 8.000 dólares de marihuana pero llegó al lugar con sólo 800 dólares, dijo DiNardo a la policía, por lo que él llevó al estudiante de 19 años de la Universidad Loyola a un área remota de la granja y le disparó con un fusil calibre .22. Enterró a Jimi Taro Patrick en una fosa que hizo con una retroexcavadora.

Según la declaración jurada, DiNardo convenció a su primo, Sean Kratz, para que le ayudara a robarle a Dean Finocchiaro de 19 años, a Mark Sturgis de 22 y a Tom Meo de 21 luego del asesinato de Patrick.