Pensiones de maestros y de catedráticos

Pensiones de maestros y de catedráticos

Porque se trata de una devolución del dinero que acumuló a lo largo de los años en que laboró en la administración pública es que no debe catalogarse como dádiva, ni como privilegio, la pensión que un ex empleado público pudiera recibir del Estado dominicano siempre y cuando la misma sea dispensada en armonía con los reglamentos y leyes que rigen en la materia.

De un tiempo para acá, los medios de comunicación han venido haciéndose eco de denuncias de irregularidades cometidas en pensiones otorgadas a altos funcionarios del pasado gobierno. También, algunos que otros comunicadores han traído a colación el caso de las pensiones de los catedráticos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo colocándolas al mismo nivel que las denunciadas. No es de personas decentes aquello de mezclar con malsanas intenciones la paja con el trigo. Para que un catedrático de la UASD se haga acreedor del beneficio de una pensión tiene que haber laborado en esa institución durante veinte o más años.

La Universidad estatal no otorga pensiones que puedan calificarse de privilegiadas. Al contrario, muchos de sus ex servidores se quejan de que los montos de dichas pensiones son bajos, bajísimos diríamos nosotros.

El caso de pensiones de maestros de escuelas públicas da ganas de llorar. Sabemos de maestros de más de 70 años de edad y con más 20 primaveras ejerciendo su magisterio teniendo que seguir laborando, por  no tener a nadie que le diligencie una pensión a la cual tienen sobrado derecho.

Un salario de maestro no llena un plato de comida. Quizá por ello, el ejercicio de ese noble oficio sea aquí, y en muchas partes del mundo, una labor compatible con todos los cargos públicos. Veamos este ejemplo: El  ingeniero Tomás Peña –nombre ficticio- desde muy joven laboró como calculista en el Ministerio de Obras Públicas y como catedrático de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la UASD.

Hoy a sus 77 años de edad, el ingeniero Peña disfruta de dos pensiones: una de Obras Públicas y otra de la UASD que le reportan un total de 40 mil pesos mensuales que apenas le alcanzan para cubrir sus gastos de manutención. ¿Por qué  el ingeniero Peña recibe dos pensiones en vez de una? Porque mientras estuvo activo se le descontaba una parte de cada uno de sus dos salarios para destinarlas el sostenimiento del sistema de pensiones de esas dos dependencias estatales. Caso como ése existen por centenares. Fijaos que se trata de pensiones ordinarias muy distintas de aquellas que son motivos de escándalos.

Volveremos sobre el tema.     

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