Pensiones y exclusión

Pensiones y exclusión

La concesión de pensiones por vía legislativa o por decreto del Poder Ejecutivo es aceptado en nuestro medio por entenderse que en muchos  casos lo que busca es subsanar limitaciones institucionales.

Para todo caso se trata  de una protección que debería  llegar a los ciudadanos sin ninguna intervención particular de funcionarios, bastando con que la merezcan.

Se trata de un mecanismo paternalista que debe ser superado, pues la nación  se encamina a la creación de un sistema universal e institucional  que extienda  sin excepciones  la protección a los ciudadanos que  van sobrepasando la  edad productiva o que pierdan prematuramente  la capacidad de trabajar.

Si todavía no está funcionando a plenitud la infraestructura física y legal que cumpla tan loable objetivo, el liderazgo de la nación tiene que autocriticarse pues,  casi sin excepción,   los dominicanos  de todos los confines que perciben salarios están sometidos a descuentos -porcentajes  de su sudor y su trabajo-  para nutrir  fondos que deberían estar al servicio  de muchos ciudadanos retirados que califican para beneficiarse.

Las instituciones estatales y las entidades empresariales, profesionales y laborales  que confluyen en la seguridad social, siguen defraudando a la ciudadanía  al impedir, bajo el fuerte signo de  los conflictos de intereses, que reine la armonía  y los programas funcionen a plenitud.

Ya no solo sufren marginación  miles y miles de  seres humanos que viven bajo la línea de pobreza.

 El acceso a pensiones no puede seguir siendo un privilegio para quien esté conectado al poder o participe de él, lo cual además resulta una tentación  para  que se violen normas con el fin de lograrlas.

Por cada astuto que  se ampare en el tráfico de influencias para pasar a retiro con cargo al Erario hay cientos de dominicanos con iguales o mayores merecimientos, que permanecen en el desamparo.

Quede claro que no nos referimos, específicamente, al proyecto de ley de pensiones de diputados que acaba de observar el Presidente de la República. Entre los diputados pensionados pueden figurar personas con largos años de servicio en la administración publica, y puede que también figuren otros que bien merecen una pensión por motivos de salud. Ese tema tiene que discutirlo la propia Cámara con la hoja de servicios de cada beneficiado a mano.

Lagos

Muy grata impresión causa una vez más en los dominicanos el ex presidente de Chile, el muy honorable educador y político Ricardo Lagos.

El ex mandatario de la tierra de Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Salvador Allende, ha traído en este viaje a nuestro país la luz meridiana y edificadora de su pensamiento y su ejemplo.

Lagos dejó el poder, tras un excelente desempeño, con un índice de popularidad de 70%, la más alta en un continente en el que el oficio de gobernar lo que más sirve es para desautorizar a la generalidad de los políticos que pasan por el poder defraudando a los electores.

El propio Lagos, en su extraordinaria exposición ante otros  participantes en un almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, subrayó su abominación al inmediatismo.

El  pueblo chileno respaldó en todo momento a este estadista que fue fiel a su criterio de  que se debe gobernar con una visión que vaya, en el tiempo, mucho más allá  del período en que le tocaba  hacerlo.

Fidelidad absoluta a los valores permanentes  y a las causas  fundamentales de la nación.

¡Cuántas lecciones imperecederas en las disertaciones de don Ricardo Lagos, para un país como el nuestro, en el que muchos políticos cargan con responsabilidades  por las muchas imperfecciones de la democracia y sus instituciones.

Hemos sido, generalmente, víctimas de la mezquindad y el sectarismo. Aquí, muchas veces, el Estado ha sido visto y buscado como botín. Personas como Lagos han hecho una falta enorme. Envidiemos la suerte de Chile.

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