Pequeñas pero grandes

Pequeñas pero grandes

 RAFAEL TORIBIO
A veces, por querer hacer lo ideal, las cosas que consideramos grandes, importantes, o trascendentes, dejamos de hacer lo posible, lo que está más al alcance de nuestras posibilidades de decisión y de ejecución, porque las consideramos pequeñas, de escasa importancia o trascendencia. Olvidamos que un gran recorrido se inicia con un primer y modesto paso y que una pequeña acción puede tener efectos trascendentales. Por otro lado, muchas pequeñas cosas pueden terminar significando, por sus efectos, grandes cosas.

En la actualidad nuestro país enfrenta muchos y graves problemas, que demandan soluciones urgentes, difíciles de tomar y luego de ejecutar. Pero también tiene pequeños problemas que por su permanencia ya son tolerados y hasta aceptados. Se han hecho tan parte de nuestra existencia que no reparamos en las graves consecuencias que producen y que pueden solucionarse sin grandes dificultades. Preferimos preocupamos de los problemas de difícil solución, pero ocuparnos menos de los que pueden solucionarse con pequeñas decisiones. Menos aún, asumir la responsabilidad de demandar y presentar algunas propuestas de soluciones a pequeños problemas o situaciones que por no resolverse terminan afectando negativamente a una parte importante de la población.

Al inicio de este nuevo año quisiera compartir algunas pequeñas cosas que pueden ser logradas porque las decisiones para resolverlas pueden ser tomadas sin grandes condicionamientos y la ejecución realizada con solo la voluntad política de que se así se haga. Veamos algunas de estas pequeñas cosas que si se realizan pueden ser grandes por sus efectos sobre la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas.

Que la Secretaría de Estado de Educación disponga en sus planteles, para asegurar la calidad de la educación que ofrece, las mismas condiciones que les exige a los privados, tanto en términos de infraestructura, como en el cumplimiento de las horas establecidas de docencia;

Que todo incremento en los ingresos estimados en el presupuesto, así como cualquier ahorro logrado en el gobierno, sean invertidos en educación, salud y seguridad social;

Que antes de autorizar nuevas universidades logremos que las existentes sean mucho mejores

Que la clase media dé menos muestras de falta de educación al llevar y recoger sus hijos a los centros educativos donde estudian, y que los policías destinados a esos sitios para preservar el orden y la seguridad sean menos tolerantes con las violaciones a las reglas del tránsito y a las de simple convivencia ciudadana;

Que los policías de la AMET apliquen también las reglas de tránsito a los motoristas y a los militares, no importa el tipo de vehículo en que circulen. Las penas debieran ser mayores para quienes las infringen teniendo la obligación de hacerlas respetar;

Que cuando se decida pavimentar las calles en alguna localidad se empiece por los barrios más pobres. Mientras a Bella Vista recientemente se les pavimentaron sus calles, en Los Jardines del Norte se espera, desde hace más de tres gobiernos, que se haga;

Que si no podemos ver cumpliendo condena a malhechores de cuello blanco, al menos no les brindemos un trato de consideración y respecto. Frente a la impunidad de quien merece un castigo, la indiferencia debe ser el comportamiento más benigno, cuando no el desprecio;

Que no se culpe al nuevo Código Procesal Penal de todos los males acumulados de la administración de la justicia;

Que se descontinúe la presunción selectiva de inocencia mediante la cual a unos pocos acusados se les reconocen todos sus derechos mientras que a la mayoría, sobre todo si son pobres, se les juzga, condena y tienen que cumplirla;

Que no se siga permitiendo que los que cumplen condena pertenecientes a los sectores de altos ingresos, o dirigenciales, puedan salir de la cárcel si se enferman, mientras los pobres enfermos sólo salen cuando se mueren

Que los Regidores en todos los ayuntamientos sean personas prestantes de su comunidad que colaboran de forma honorífica en el gobierno local y no simples canchanchanes políticos que se apropian de un cargo y de una jugosa remuneración en forma de viáticos;

Que cada año le prestemos más atención a la ejecución del presupuesto que a su formulación;

Que la nueva reforma fiscal no sea sólo para pagar deudas;

Que las prioridades nacionales no las impongan los organismos internacionales, o los desastres de los gobiernos anteriores;

Que comiencen a perder los que siempre han ganado.

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