Peravia vive desastres y trata de recuperar su esplendor

Peravia vive desastres y trata de recuperar su   esplendor

Baní
La provincia Peravia oscila entre los estragos provocados por las lluvias y la esperanza de recuperar el esplendor, para forjar un porvenir más promisorio.
Así pues, el ánimo es el de un pueblo que convoca sus energías para trabajar y producir. Todos saben que hay muchas cosas por hacer, tras los desastres generados por las lluvias.
A propósito, los aguaceros dejaron un cuadro de horrores: desplome de puentes, caminos intransitables, vías tapadas, cultivos inundados.
El paso de El Limonal a Valdesia está totalmente obstruido, lo que mantiene el aislamiento de varias comunidades. El río se desbordó y arrastró consigo un aluvión de piedras y escombros que embistieron unas casas que construye el Gobierno.
Por tal razón, una comisión del Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) hizo ayer un descenso en la zona, a fin de evaluar los daños.
Mientras tanto, el director distrital de El Limonal, Mirope Méndez, tiene razones para implorar la ayuda del Gobierno, debido al deterioro de los caminos.
“Aparte de los puentes, tenemos lugares por donde ni los burros pueden caminar. Las aceras y los contenes están hechos, en espera de que el Gobierno envíe los equipos para asfaltar”, explica.
Según él, una persona se ahogó tratando de cruzar el río desbordado, y ya se restableció el paso por los puentes anegados.
En Baní el panorama no es tan sombrío, pero amerita atención oficial. Así, la sección Las Barías sufrió riadas e inundación de plantaciones agrícolas.
En efecto, narra que Nizao vive una depredación que ni siquiera las lluvias han detenido. El encargado regional de Agricultura, José Luis Cruz Suriñach,
Según la gobernadora provincial, Nelly Melo de Guerrero, los afectados reciben insumos alimenticios, medicinas y líquidos.
“Se les está dando seguimiento a las comunidades que estaban incomunicadas, se desaguaron y ahora estamos corrigiendo lo que hay que corregir. La gente ya tiene acceso y los productos se están sacando”, describe.
Lo mismo ocurrió en el municipio de Nizao. Su alcalde, Salvador Pérez, está preocupado por la situación. Aunque explica que las lluvias fueron intermitentes y moderadas, hubo “grandes daños en cuanto a la agricultura y caminos vecinales”.
El ejecutivo municipal resalta que el puente que une a Nizao con Sabana Grande de Palenque, en la frontera Peravia-San Cristóbal, está “tan débil que en cualquier momento puede colapsar”.
El puente, según él, perdió uno de sus aproches y presenta grietas en las columnas.
La situación obliga a Pérez a clamar por la asistencia oficial, para que se mantenga el tránsito de turistas y para que la agricultura sea rescatada.
En principio había diez familias damnificadas, pero ya regresaron a sus respectivas viviendas.
Agricultura y medio ambiente. Las pérdidas agrícolas no fueron peores porque ya los productores habían cosechado cebolla y otros productos, poco antes de comenzar los ventarrones.
Así lo explica el director regional de Agricultura, José Luis Cruz Suriñach.
Según él, las lluvias resultaron favorables, pues abastecieron las presas de Valdesia e Jigüey, que “estaban bajo los niveles de operación mínimos”. Además, los daños agrícolas fueron reducidos, dado que pocas plantaciones resultaron golpeadas.
Si los chaparrones fueron beneficiosos para Peravia, no lo fueron para San Cristóbal.
Así, Cambita padece inundaciones, lo que ha afectado el 20% de la producción de aguacate. Frutos en formación también fueron lesionados.
Villa Altagracia no escapa a los desastres. En efecto, 30 tareas de cacao y 200 de arroz fueron arrasadas por los torrentes.
En tanto, San José de Ocoa solo ha reportado pérdidas de 80 mil libras de fresas en La Horma.
Cruz Suriñach minimiza las pérdidas de sembradíos de molondrón en Nizao, porque “no son tan cuantiosas y se pueden recuperar fácilmente”.
Las autoridades. Ante todo esto, las autoridades locales despliegan esfuerzos para afrontar las calamidades y evitar daños irreversibles.
Así pues, según el jefe del cuerpo de bomberos, Julio César Báez, fueron rescatadas 17 personas que quedaron atrapadas entre el río Baní y un arroyo. Los rescatistas tuvieron que nadar y maniobrar con sogas para ejecutar la operación acuática.
La Iglesia Católica. El obispo de Baní, Víctor Masalles, destaca las donaciones que se reúnen para socorrer a las familias afectadas.
Según él, hay dos centros de acopio que reciben donativos de alimentos, agua, colchones, mosquiteros, sábanas y medicinas.
Las ayudas son entregadas a los afectados a través de parroquias y entidades de la sociedad civil.
Masalles visitó ayer Cambita y otras demarcaciones de San Cristóbal, provincia correspondiente a la diócesis que dirige, donde visitó a los párrocos y constató los desastres que viven esas zonas.

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