Percepción electoral

Percepción electoral

VIRGILIO ALVAREZ BONILLA
Ya conformados los dos grandes bloques que competirán en las elecciones de término medio de mayo próximo, solo resta conocer en detalles la composición final de ambas boletas electorales. Se habla de que la polarización de esta contienda conllevará a un mejor equilibrio en nuestro Congreso y en los Ayuntamientos, sin duda esa es la esperanza que tenemos muchos dominicanos que vemos en estas elecciones una espléndida oportunidad para conformar unas cámaras legislativas que se identifiquen de forma más efectiva y consciente con el electorado nacional y con las comunidades que los diputados y senadores elegidos les toque representar.

Representantes de ambos bloques, se atribuyen desde ya ganancias absolutas de los resultados electorales. No creo que nadie deba cantar victoria por adelantado, puesto que la percepción que existe es que éstos resultados serán sumamente reñidos y que los electores podrán escoger en sus respectivas jurisdicciones lo mejor que puedan ofrecer las boletas de los bloques participantes. Los partidos políticos comprometidos en ambas direcciones, han sido reservados en cuanto a los datos de encuestas y sondeos. Los que han hecho encuestas no tienen una real visión del panorama electoral, habida cuenta de que las mismas no se han enfocado a los candidatos en sí, sino en su mayoría sólo toman en cuenta la popularidad de los partidos como tales.

En los últimos días el periódico matutino Listín Diario trae como noticia principal una encuesta demostrativa de la percepción que tienen los ciudadanos, sobre el rumbo del actual gobierno. La muestra es evidente en sus resultados: un alto porcentaje de la ciudadanía estimado en un 58%, piensa que el Gobierno es bueno, mientras que un 40% estima lo contrario. ¿Se podría pensar entonces que la mayoría de los votantes pensarán de igual modo? La percepción ciudadana en este sentido  es válida, pero no absolutamente aplicable en unas elecciones municipales y congresuales. No podemos olvidar que en la actualidad los liderazgos locales significan una realidad electoral indiscutible, el trabajo que realiza un líder barrial o municipal, produce un efecto sobre el elector de esa localidad que escapa en ocasiones al control partidario o a influencias de liderazgos mayores. Hay casos, por ejemplo, en que un síndico municipal ejerce tal liderazgo en su comunidad, que puede ser determinante en la elección de un diputado o senador, aunque técnicamente no lo arrastre con sus votos directos.

Ninguna encuesta o medición de imagen puede resultar creíble en cuanto a una realidad electoral en estos momentos. Habría que esperar el inicio formal de la participación de los candidatos legislativos y municipales, a los fines de establecer un panorama real de la situación de cada localidad.  Se entiende que cuando los candidatos provinciales se lancen al ruedo político, las corrientes de simpatía se manifestarán y entonces se podrá determinar con cierta exactitud dónde realmente es que se cuecen las habas. Es bien sabido que algunos candidatos cuentan exclusivamente con el empuje que podrían darles otras candidaturas, el voto ajeno, sobre todo en lo que respecta al bloque de la llamada “alianza rosada”, jugará a juicio de muchos de los componentes de esta boleta un papel primordial. De esto tampoco se puede estar muy seguro, los disgustos y la abstención que éstos provocarán, será factor de importancia en los resultados electorales de ese proyecto. En la parte oficialista también se han manifestados desacuerdos y disgustos, pero éstos podrían ser controlados con mayor facilidad, conociendo la disciplina que tradicionalmente ha imperado en el partido oficial. Lo que no debe llamar a un entusiasmo desbordante de parte del oficialismo, es la creencia de una ventaja reflejada en el grado de simpatía que tiene el gobierno y sobre todo el presidente Fernández. Recordemos que si bien esto ayuda, la figura del Presidente no estará plasmada en la boleta electoral, serán otros los candidatos y algunos de ellos nos parece que están envueltos en una falsa aureola de optimismo.  Lo que contará finalmente será el trabajo político realizado, el prestigio alcanzado por los candidatos y el nivel de simpatía que éstos generen en sus respectivas comunidades.

En mayo repetirán algunos, serán los que realizaron un buen trabajo, vendrán caras nuevas, que remozarán nuestro Congreso y nuestros Ayuntamientos. De cualquier modo se elegirá de forma pluralista, por lo menos eso esperamos. Siempre que los elegidos vayan a ejercer sus cargos con la intención de beneficiar al país, habrá ganado la democracia dominicana.

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