Percepción y encuestas

Percepción y encuestas

En sus análisis de las encuestas con cierto grado de credibilidad, algunos analistas serios tienden a decir que es estrecho el margen de la intención de voto que separa a los dos candidatos con reales posibilidades de ganar las próximas elecciones. Sin embargo, en privado no pocos expresan la percepción de que Danilo Medina naufraga en las fuertes oleadas que provocan las denuncias de corrupción contra el gobierno y que eso tiende a favorecer las posibilidades de triunfo de Hipólito Mejia.

Si bien las denuncias se han centrado básicamente en un funcionario: Félix Bautista, la percepción generalizada en el discurrir del proceso de las denuncias es que el caso ha evidenciado la dimensión de la red de la corrupción de la presente administración. El partido/gobierno, afectado directo, ha tratado diluir esa percepción y lo ha hecho a la defensiva, torpe y cometiendo errores garrafales como nunca lo había hecho en coyuntura alguna.

Constituye un error del Comité Político/gobierno PLD, asumir la defensa de Bautista, a pesar de las implicaciones nacionales y ya internacionales que estas tienen, porque con ello pone en evidencia lo que muchos perciben: que las actividades de ese funcionario se corresponden con sus funciones de gerente de una gran empresa de carácter político/económico de la que él es solo parte. No el todo.

Otro error del gobierno/comité político, ha sido el de usar una conversación grabada entre un empresario haitiano y un ex oficial dominicano, cercano a Mejía, que solo la desesperación puede convertirla en “evidencia” de un complot contra el gobierno haitiano, para de esa manera tratar de distraer la atención sobre la gravedad de la denuncia de complicidad entre funcionarios de aquel y este gobierno en actos de corrupción, relacionados con el proceso de reconstrucción de Haití luego del terremoto.  Esas acciones, sitúan al gobierno/partido como el principal protagonista de la campaña electoral, relegando su candidato a un segundo plano, minimizándolo, comprometiéndolo con las ejecutorias de una administración que se agota acogotado por sórdidos escándalos de corrupción. Esto acentúa en la población la percepción de que no hay diferencia alguna entre el candidato y el partido/gobierno que lo sostiene.

Esa circunstancia es contraria a la estrategia inicial de sus íntimos y sus asesores: establecer una prudente distancia entre el candidato y el gobierno. Los hechos la abortaron y el resultado es que este se ha metido en un laberinto de ambigüedades y confusiones. Eso se demuestra con las posiciones de Medina en la vorágine de escándalos; refrendó la posición del Comité Político de su partido, diciendo que “Bautista es una persona honesta”.

Esa posición no se corresponde con su declaración de que “solo respondo por mis actos”, no por los de otros,  queriéndose desmarcar de las acciones de quien es el secretario de organización de su partido. En relación al supuesto complot arriba referido, no solo refrenda la peregrina posición del gobierno, sino que expresa la banal idea de que el mismo lo ha montado Mejía para abortar el proceso electoral, negándose como el Danilo enjundioso que realmente es.  Se refuerza pues, la percepción sobre el empantanamiento de esa candidatura, independientemente de los números que se leen en las encuestas.

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