Perder tiempo nunca puede ser un derecho

Perder tiempo nunca puede ser un derecho

Marien Aristy Capitán

Hacerse con la sinrazón, sin importar las justificaciones que se puedan esgrimir, siempre se revertirá en contra. Nunca es aconsajable empeñarse más allá de lo que manda la prudencia: es como saltar al vacío de lo insospechado.

En un pleito de nunca acabar, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) vuelve a pulsear con el Ministerio de Educación afectando a los de siempre: a los pobres hijos de nadie que se quedan sin recibir docencia.

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Uno no quiere pensar que el renovado ímpetu gremial se deba a la cercanía de las elecciones pero tampoco es que sea una idea muy alejada de la verdad: en RD todo se ve bajo el prisma de la política, así que no es de dudar que las protestas busquen acercarse al electorado.

Mientras Eduardo Hidalgo se cierra en bandas afirmando que Educación no ha cumplido con lo prometido en el año 2021, el ministro Ángel Hernández se tranca en que no puede darles el 20% de aumento que ellos exigen porque representaría erogar RD$43,755.6 millones más al año.

En lugar de mantener la tozudez, ambos bandos deben dialogar para evitar que las aulas se queden vacías. A estas alturas ya es necesario aprender a protestar de otra manera. Entre los derechos de los docentes nunca debería estar perder el tiempo.

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