El producto interno bruto, conocido por sus siglas en español PIB, es la totalidad de las riquezas producidas en un determinado período. Esta medición puede ser aplicada en distintos niveles, a decir, nacional, estatal, municipal, regional, continental y hasta mundial. En función del PIB se evalúan otras variables de la administración y finanzas públicas, tales como el crecimiento económico, la presión fiscal, los porcentajes a invertirse en distintas áreas de desarrollo público.
Informes de la Organización Mundial de la Salud y del Banco Interamericano de Desarrollo han indicado que nuestra región latinoamericana gasta aproximadamente el 9% en accidentes de tránsito y en acciones vinculadas a la violencia y criminalidad de nuestros pueblos. Ese porcentaje promedio aplicado a nuestra República Dominicana equivale a algo más de lo invertido en dos años en educación preuniversitaria luego de que Danilo Medina se convirtiera en el primer presidente en dar fiel cumplimiento a la Ley General de Educación en lo que respecta a la inversión del 4% del PIB.
Latinoamérica posee el 9% de la población mundial, sin embargo, aporta tristemente el 33% de los homicidios de todo el mundo, lo que hace de nuestra región la más violenta del planeta, por encima de África el continente más pobre y de Asia, el más poblado, indicando así, que la pobreza y la alta densidad poblacional no son razones imprescindibles para que una determinada zona sea violenta o exhiba altos índices de criminalidad.
No obstante lo anterior, debemos reconocer que los niveles de desigualdad social en nuestra región superan el promedio mundial, debido entre otros factores, a la pronunciada brecha existente entre pobres y ricos de América Latina.