De enero a mayo de este año, las pérdidas totales de energía eléctrica ascendieron en el país a casi a un 40% (39.6%) de la energía comprada, lo que representa el nivel más alto desde el 2012, afirmó el Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES).
Del total, un 33.7% corresponde a las pérdidas de energía y un 5.9% a la energía que fue facturada pero no pudo ser cobrada por las empresas distribuidoras de electricidad (EDE).
De enero a mayo de este año, las pérdidas totales fueron de 28.8% en Edenorte, 32.2% en Edesur y 56.8% en Edeeste. En cuanto a las pérdidas por energía, Edenorte alcanzó 23.8%, Edesur 26.9% y Edeeste 49.9%.
Las pérdidas totales de enero a mayo del 2021 se incrementaron en 9.1 puntos porcentuales en relación con el 2019, mientras que las pérdidas de energía y la energía no cobrada aumentaron en 6.7 y 2.4 puntos porcentuales, respectivamente.
La falta de inversiones en el sistema de distribución, clientes sin equipos adecuados de medición y usuarios conectados de forma ilegal son, entre otros, factores importantes que determinan que la energía comprada por las EDE no pueda ser facturada en su totalidad, señala el CREES.
En los últimos cinco años (2016-2020) las pérdidas totales de las EDE promediaron 34.1%. Cualquier empresa que pierde más de una tercera parte del bien que compra, demuestra que tiene problemas de gestión que impiden su sostenibilidad, sostiene.
La energía comprada por las EDE y que no pueden facturar o cobrar representa el principal componente del subsidio, indica.