Perdiendo hemos ganado

Perdiendo hemos ganado

Aunque el título de esta entrega parezca paradójico, después de analizar la misma, el lector podrá comprobar la veracidad de lo que en ella se afirma.

 Según los especialistas, tanto de meteorología como en asuntos de cambios climáticos, el fenómeno conocido como El Niño ha sido determinante para que este año nuestro país no haya sido impactado durante la temporada ciclónica –junio/noviembre- de algún fenómeno atmosférico de importancia, llámese éste ciclón, huracán, tornado o hasta tormenta tropical.

 En efecto, gracias a nuestra posición geográfica, en esta temporada ciclónica la República Dominicana no fue perjudicada en lo más mínimo, mientras que otros países del área, Honduras, El Salvador, Guatemala y México; así como en el extremo Oriente, Filipinas, India, China, Tailandia, Formosa, Japón y otras islas del Pacífico padecieron tifones, tempestades y hasta intentos de tsunamis, que devastaron plantaciones, ciudades y presas, causando enormes pérdidas de  seres humanos y cuantiosos perjuicios económicos.

Debemos recordar que los dos últimos fenómenos que nos afectaron, Noel y Olga, prácticamente borraron los arrozales del Bajo Yuna, así como las plantaciones de bananos de exportación de la Línea Noroeste y ciudades gravemente afectadas, como Santiago, luego que se abrieran las compuertas de la presa de Tavera para evitar el resquebrajamiento de su estructura y librarnos de males peores.  Pero la velocidad de recuperación de nuestro país es increíble, ya que en la actualidad estos daños apenas son perceptibles.  Recordamos también, cuando a raíz del paso del huracán David y la tormenta Federico, el gobierno italiano declaró que para que la República Dominicana se recuperase, deberían pasar al menos veinte años.  El tiempo demostró cuán equivocados estaban los italianos.

¿Cuál ha sido la consecuencia negativa de la ausencia de fenómenos atmosféricos?  Estamos atravesando una enorme sequía que se manifiesta principalmente en el Norte del país.  Poblaciones que anteriormente nunca habían sufrido la falta de agua, hoy en día la tienen precariamente gracias al servicio de camiones cisternas ya que los lechos de sus ríos, arroyos y manantiales se han convertido en meandros polvorientos que de vez en cuando, subterráneamente aflora un poco del preciado líquido.

Las cosechas de frutos han decrecido enormemente.  Para citar un solo caso, en el Norte la cosecha de café casi pasó desapercibida y creemos, sin lugar a equivocarnos, que fue al menos 80% menor que el año anterior.  Los cítricos también sufrieron enormemente a causa de agostamiento y otras cosechas corren el riesgo de perderse sino empiezan las lluvias en lo inmediato.  Es por eso que afirmamos, que ganamos perdiendo.  Ganamos porque no hubo un fenómeno atmosférico que nos impactara, pero estamos perdiendo enormes sumas de dinero al prolongarse el estío.  Otra paradoja. Cayeron grandes aguaceros en la ciudad capital, pero desafortunadamente, aquí sólo se siembran edificios que sólo necesitan agua para su construcción.

 Esperamos que la lluvia llegue pronto a nuestros campos, o tendremos una gran escasez de alimentos y talvez tengamos que importar los de primera necesidad, lo cual acrecentaría aún más nuestra deuda externa. 

Es importante estar atentos a lo que acontezca en la cumbre sobre calentamiento global que actualmente está sesionando en Copenhague, capital de Dinamarca.  Posteriormente comentaremos los resultados y decisiones de la misma.

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