¡Perdón, pero no entendí!

¡Perdón, pero no entendí!

Durante su presentación en el debate organizado por la AIRD, el ex Presidente Hipólito Mejía arremetió contra la política económica ejecutada por la presente administración, alegando que “no había modelo”, pero teniendo que reconocer, a regañadientes, “el alto crecimiento del PIB de los últimos 6 años”.

Argumenta que, aunque la economía ha crecido, este crecimiento “no ha llegado a los estratos sociales de bajos ingresos, ni ha contribuido a la reducción de la pobreza”. Algo que contradice la cantaleta de los asesores del PRD de que en RD no ha habido tal crecimiento y que las cifras son maquilladas por el Banco Central.

Señalaba el ex Presidente Mejía que “la economía ha mejorado, pero que la de los conciudadanos ha empeorado”. Y añadía que, a pesar de que se ha mantenido la estabilidad cambiaria desde el 2004, “todos los indicadores económicos se han deteriorado”. Un galimatías que nadie entiende. Pasable si el ex presidente hubiese estado improvisando acerca del boroneo, en un comité de base del PRD, pero injustificable si lo redactaron los potenciales hacedores de política económica en un hipotético gobierno suyo.

En efecto, si todos los indicadores económicos se hubieran deteriorado, entonces tuviéramos, no una economía con alto crecimiento, sino una crisis macroeconómica. Conviviéramos con inflación galopante, inestabilidad en la tasa de cambio y devaluación de la moneda, baja inversión, reducción en el consumo, con el correspondiente decrecimiento económico y desempleo. Sin embargo, no es lo que han venido certificando las instituciones internacionales –FMI, BID, CEPAL, etc.-. Es ampliamente aceptado que hemos podido capear la crisis financiera internacional, con una inflación controlada por debajo de los dos dígitos y con un crecimiento superior al 5 por ciento. ¿Entonces en qué estamos, en el peso y medio o en el uno cincuenta?

Por eso, cuando Mejía señala, a los fines de darle un poquito de valeriana al auditorio, “que mantendrá el acuerdo con el FMI” uno sólo atina a preguntarse si es el mismo que rompió con el FMI en dos ocasiones por incumplir los Acuerdos “stand-by”. De igual manera, uno no sabe si es con pinza o tenedor que habrá que tomar su planteamiento de que  “hay que ir más allá de la simple estabilidad cambiaria y hacer que todos los elementos macroeconómicos se conjuguen”, cuando durante su periodo de gobierno el peso dominicano se devaluó en un 375%, al pasar de RD$16.05/US$ en agosto 2000 hasta RD$60/US$ para el otoño del 2003. Parece que Mejía no recuerda que, en su administración, ni con la guardia –que es de todos sabidos que lee comoquiera- se pudo mantener, lo que él cataloga como “la simple estabilidad cambiaria”.  Parece, en consecuencia, que no es tan simple mantener la mentada estabilidad.

Como discurso de cierre de campaña –para no dar tiempo a debatirlo- este enredo macroeconómico hubiera pasado inadvertido. Se hubiera diluido en la algarabía. Sin embargo, mueve a preocupación que se atrevieran a estructurar ese ‘lenguaraje económico’ ante tan selecto auditorio. Yo me conformo con que me expliquen con cuál verbo es que piensan conjugar los elementos macroeconómicos más allá de la tasa de cambio. ¿El verbo devaluar, como la vez anterior? ¡Háblenle claro al país, estimados asesores!

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