Perdónenlo, suéltenlo… ¡condecórenlo!

Perdónenlo, suéltenlo… ¡condecórenlo!

JOSÉ BÁEZ GUERRERO 
 Hay ominosas señales de que una inmensa conspiración del silencio está a punto de parir una sentencia complaciente para el principal inculpado del mayor de los fraudes bancarios del 2003. Voceros a quienes el Gobierno no desmiente, sino que los premia con cargos, insisten en que Baninter quebró sólo por la mala política económica del Presidente Mejía.  Entidades de la sociedad civil y líderes empresariales miran hacia otro lado cuando el caso judicial alcanza niveles de paroxismo mediático, con versiones tan contradictorias que parecen crónicas sobre casos distintos.

Es tanta la vergonzosa anemia moral de los dominicanos, que el Banco Mundial y el BID debieron publicar el jueves pasado una declaración conjunta, advirtiendo que «la sociedad dominicana pagará por la crisis durante las próximas dos décadas. En ese sentido, el BM y el BID reiteran la importancia de que las decisiones que se tomen sienten un precedente en la lucha contra el fraude bancario y que sirva de ejemplo a las futuras generaciones». Además, «en el caso de Baninter, la crisis económica provocó un deterioro significativo del ingreso real y aumentó en un 50 por ciento el número de pobres en el país, registrando así un millón y medio de pobres, de los cuales 670,000 alcanzaron un nivel de pobreza extrema».

 En septiembre de 2006, el BID y el Banco Mundial habían debido recordar a los olvidadizos dominicanos que «el fraude de Baninter precipitó una crisis financiera equivalente al veinte por ciento del PIB y lanzó a un millón y medio de dominicanos a la pobreza» y que esperaban, junto con el FMI y otras instancias, que «se tomen decisiones que sirvan de ejemplo a las futuras generaciones, a la vez que permitan no solamente castigar a los responsables de los fraudes bancarios, sino también mantener el clima de confianza que ha permitido la rápida recuperación económica experimentada por el país».

Recordemos los hechos. Desde septiembre de 2002 el Banco Intercontinental enfrentó serios problemas de retiro de depósitos y el Banco Central le dió facilidades de liquidez a través de redescuentos para que enfrentara lo que lucía entonces como un problema transitorio, provocado por el retiro de depósitos. Pero en vez de mejorar, Baninter empeoró. El 24 de marzo de 2003, la Junta Monetaria aprobó la fusión por absorción del Baninter con el Banco del Progreso. Pero durante el «due diligence» salieron varios macos. Y el 7 de abril, tras fracasar esa fusión, la Junta Monetaria asumió el control de las operaciones del Baninter. Ahí comenzó una investigación para depurar activos y pasivos y determinar el origen de los problemas del quebrado banco. El 13 de mayo de 2003 el entonces gobernador del Banco Central, José Lois Malkum, dijo un dramático discurso ante el país describiendo la situación.

La autopsia, con asistencia del FMI y expertos internacionales, reveló un fraude inmenso, según dijo Malkum. Hubo «uso excesivo de recursos de los depositantes para comprar y financiar empresas vinculadas y otorgar préstamos a personas relacionadas, con lo que se violaron las normas prudenciales que fijan límites a las operaciones con vinculados». Lo más grave, añadió, fueron «las operaciones fraudulentas que tuvieron lugar durante los primeros tres meses de este año, cuando funcionarios del Baninter instruyeron a subalternos para que borrasen de los libros, prácticamente todos los sobregiros, adelantos de cartas de crédito y préstamos especiales y confidenciales que se habían otorgado al principal accionista del Baninter, y a empresas y personas vinculadas al mismo». En el período enero-marzo del 2003, dijo, «fueron borrados casi RD$17 mil millones de los libros del banco clandestino, con lo cual quedaban liberados de deudas con el Baninter, su principal accionista, y empresas y personas vinculadas».

Esos RD$17,000,000,000 que según Malkum fueron robados, es la raíz del juicio que se le sigue a los inculpados por la quiebra fraudulenta de Baninter. Y eso es lo que deberían explicar sus paladines en vez de andar regando estiércol a diestra y siniestra… ¿Creerán realmente quienes apuestan a lograr impunidad para el principal inculpado por este fraude colosal, que el presidente Fernández querrá cargar con el lastre político de semejante despropósito? Si fuera así, perdónenlo, suéltenlo… ¡condecórenlo!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas