Peregrinos en sufrimiento

Peregrinos en sufrimiento

Cuando se creía que el Gobierno, sensibilizado por testimonios de las familias víctimas de un desalojo en campos de El Seibo enmendaría lo ocurrido, reapareció la violencia policial en el entorno del Palacio Nacional contra quienes sufrieron anteriores desafueros y se proponían reponer pacíficamente sus reclamos de justicia. Agentes de contundente superioridad se lanzaron a puros golpes sobre los reclamantes sin que se tomara en cuenta que se trataba de un grupo endeble que no se resistía a la autoridad al hacer uso del derecho universal a la protesta apoyado por religiosas y religiosos también atropellados.

A los campesinos de la sección La Culebra les tocó el pasado domingo recibir otra embestida de la sinrazón en su desigual lucha contra intereses que siguen logrando que se desconozcan sus derechos adquiridos sobre terrenos de origen estatal. A pesar de la supuesta compasión gubernamental que incluyó órdenes de precisar el estatus de terrenos habitados desde hace años por los labriegos para trabajar y alimentarse, el proceso de saneamiento habría sido distorsionado por subalternos del Poder que no cumplieron a plenitud los objetivos de medición para superar irregularidades aprovechadas para motorizar el desalojo. Como resultado, sigue sin medios para producir sustentos y cobijarse con legitimidad un importante número de familias en las que hubo siembra de esperanza.

Una depredación en crecimiento

Proteger al país de la extracción ilegal y destructiva de la planta conocida como guaconejo acaba de incluir pérdida de vida y otras bajas entre autoridades que decomisaban 300 sacos del arbusto codiciado en Haití para fines industriales de la perfumería, recibidas a tiros en una finca de Pedernales en la que resultó abatido un segundo teniente y heridos dos miembros actuantes también de la guardia fronteriza Cesfront.
Individuos bien artillados y listos para disparar resguardaban un gran volumen del material vegetal explotado en exceso y con grave efecto sobre suelos dominicanos. El trágico enfrentamiento debería encender alarmas como señal de la importancia que como delitos en serie cobran el corte y tráfico del guaconejo que despueblan la floresta nacional azotada también por la quema y el contrabando de carbón hacia Haití.

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