Como guardia, caracterizado por su silencio, el general del Ejército Nacional Enrique Pérez y Pérez, protagonista de primer orden de muchos hechos históricos en la República Dominicana, posterior a la muerte del tirano Rafael Leónidas Trujillo, acaba de morir, llevándose a su tumba una buena cantidad de datos de valioso interés para la historia dominicana.
El general Pérez y Pérez fue requerido en varias oportunidades para que hablara para la historia, pero jamás obtemperó a los pedidos.
Viviendo, el ex alto oficial, que durante los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer ocupó las más señeras posiciones policíaco-militares, soportó estoicamente las acusaciones de “hombre fuerte”, y sanguinario que se le endilgaba.
En varias ocasiones, nosotros a través de esta columna, sugerimos al general Pérez y Pérez que aclarara la forma en que finalmente el comando militar que apresó vivo al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó en las estribaciones de la cordillera Central en febrero de 1973, terminó con su vida, quien fuera fusilado por fuerzas regulares del Ejército Nacional.
Nos atrevimos al pedido, ya que en una entrevista hicimos al general Ramiro Matos González, en ese sentido, nos manifestó que únicamente Pérez y Pérez, Milo Jiménez y Beauchamp Javier, “saben los detalles de la muerte” del denominado el Coronel de Abril.
Pero, como se conoce, el general Pérez y Pérez nunca dijo: “ni esta boca es mía” sobre ese hecho y otros acontecimientos en los que fue personaje de primer orden.
Se le acusa de haber organizado el grupo paramilitar denominado como “La Banda Colorá”, que durante el “Gobierno de los Doce Años” de Balaguer, asesinó y desapareció a decenas y decenas de jóvenes militantes de organizaciones de izquierda que combatían al régimen balaguerista. De todas formas, Paz a su alma.