Perfeccionamiento docente y reforma de la educación

Perfeccionamiento docente y reforma de la educación

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¿Qué habremos de hacer para proporcionarles a los estudiantes de niveles medios y superiores una enseñanza que alcance niveles de internacionales de competitividad? A pesar de que no se nos ocurre una respuesta definitiva a esa interrogante, sabemos que la calidad de la misma se elevaría a niveles considerables si procediéramos a impulsar una reforma curricular, acompañada de un amplio programa de formación y capacitación docente; de la construcción de miles de aulas; de la adquisición de más equipos de laboratorios, y de sofisticados instrumentos tecnológicos de transmisión de saberes. En fin, lo mismo que hemos venido tratando de hacer a partir de la firma del Pacto Nacional para la Reforma Educativa. Pero, debemos de hacerlo de manera que no se produzcan desequilibrios, es decir, evitando siempre el atender los requerimientos para la materialización de unos programas en desmedro de otros.

Y, es ahí, precisamente, donde no estamos procediendo como Dios manda. Salta a la vista que los programas de construcciones de escuelas y el de tanda extendida que lleva a cabo el gobierno del presidente Danilo Medina marchan a todo vapor; pero, no ocurre lo mismo con el de capacitación y perfeccionamiento docente, ni con el de revisión curricular; tampoco, con el correspondiente al aumento de las partidas presupuestarias destinadas al sostenimiento de las instituciones públicas de educación superior.

Debemos de actualizar nuestros conocimientos, no habiendo otra manera de hacerlo que no sea la de colocarnos a tono con las exigencias de un mundo cambiante y globalizado.

Ha llegado el momento terminar de ponernos de acuerdo en relación con los perfiles, los contenidos curriculares y la internalización de los saberos, y en otras cosas más por el estilo. Quien esto escribe forma parte de un equipo de más de veinte evaluadores de la calidad de los servicios de nuestras instituciones de educación superior perteneciente al Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. En los planes de esa dependencia estatal figura la creación de una Agencia Nacional de Acreditación. Tenemos casi una década preparándonos para ello. Hemos asistido a nueve seminarios internacionales sobre evaluación y acreditación de universidades organizados por la Red Internacional de Evaluación (RIEV) con sede en México. En diciembre, próximo, especialistas en evaluación de universidades latinoamericanas, en los que figuramos nosotros, asistiremos a la Universidad de Tamaulipas a presentar o a discutir nuestro proyecto de tesis doctoral.

En lo concerniente a instrucción pública, son muchas las cosas que aquí quedan por hacer entre las que se hicieron a medias y entre las que nunca se hicieron. Ante todo, nos urge formar y capacitar maestros y elevar sus emolumentos a un nivel tal que les permitan disfrutar de una existencia digna acorde con sus funciones; reducir a niveles insignificantes el porcentaje de personas adultas que no saben ni leer ni escribir; universalizar la educación pre universitaria; elevar la calidad de educación superior; incorporar nuevas tecnologías al proceso de enseñanza aprendizaje; y rediseñar currículos más afines con las competencias que a los estudiantes se les habría de exigir llegado el momento de su incorporación al mundo laboral. ¿Cómo habríamos de hacerlo admitiendo que esos factores que nos proponemos reformar están interconectados entre sí? No se nos ocurre otra cosa que recurrir a la estrategia metodológica llamada “hiper ponderación diferencial multifactorial” consistente en partir de la totalidad para regresar de nuevo a la misma con un incremento de significado, Más claro: Tratando cada factor, a lo interno o lo externo del Sistema de Instrucción Pública, en sus relaciones recíprocas con la totalidad.
Contrario a lo que muchos piensan, en tiempos de Trujillo, ni en ninguna otra época, aquí se materializó una reforma de la educación que llenara las expectativas. Ahora, es que estamos más cerca de lograrlo.

El camino es largo y está lleno de obstáculos. Obviemos las dificultades encontrando las formas y los medios adecuados para atraer a quienes apoyan la reforma e incentivar la participación de los miles que resultarán beneficiados en caso de que la misma llegara a materializarse.

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