El ingeniero Miguel Vargas, proclamado presidente del PRD el 19 del presente mes de Julio, es, sin la menor de las dudas, el candidato presidencial a vencer por el PLD en las elecciones de mayo 16-2012.

Aparte de que inició con mal pie acceder a la presidencia del partido blanco que en vez de por una convención, como es lo estatutivo, se derricó por la tangente de una comisión política, mostrando al país un desdén por la legalidad y el visceral desorden que están consubstancial en el PRD, en el poder y en la oposición.

Miguelito “el que resuelve” como le apostrofan muchos de sus áulicos, se ejercitó como todo un competidor olímpico por escalar la presidencia del PRD para luego procurar la otra presidencia, que conforme al cosmos imperante, es imprescindible la una para capturar la otra. Falso.

Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco no fueron presidente del PRD cuando realizaron su campaña hacia el poder, que lograron sin esa al parecer imprescindible prótesis.

Miguel Vargas tendrá que lidiar con un PRD indisciplinado hasta la médula, dominar el tigueraje que en esa instancia política resulta la mayor y peor de todo el escenario político vernáculo, ¡cuantos malditos tigueres!, como exclama a ratos el magistral vocalista Marco Antonio Muñiz.

Miguel Vargas, que es un ser humano fundamentalmente bondadoso, refractario al rencor, sabe que tiene por delante pedregones y vallas muy grandes para accesar a su propósito, la principal, el desguañangue económico planetario que se extenderá por entre tres a cinco años, y el segundo que tiene de frente a Leonel Fernández, que no es un maíz, manejando un presupuesto de aquí hasta 2012 de más de RD$1,000 mm, y lo que esto decide en un país sin infraestructura de empleos.