Perforador buscados agua, también procura salvar vidas de mineros

Perforador buscados agua, también procura salvar vidas de mineros

San José, Chile (AP).- Con sus manos enormes quemadas, rostro tostado y brillantes dientes, Jeff Hart dice que su corazón latió agitadamente en la madrugada del sábado, una jornada de emoción y satisfacción. «Hoy estuve nervioso», dijo Hart, de 40 años, oriundo de Denver, Estados Unidos.

«No quieres que nada salga mal». Como contratista de la empresa Geotec, propietaria de la perforadora T130, Hart llegó desde Afganistán donde estaba cavando pozos de agua para el ejército de Estados Unidos, a Chile para operar la máquina. Ahora la misión era otra. No buscaría agua, sino salvar vidas.

Taladrar la piedra y hacer un túnel para llegar a 33 mineros atrapados por más de dos meses en un socavón a unos 700 metros de profundidad, y que habían sobrevivido milagrosamente a un derrumbe masivo el 5 de agosto pasado. «Son misiones diferentes», dijo sonriente, al describir lo que hacía antes y su más reciente misión, terminada .

«Esto era abrir una avenida para 33 hombres», agregó ante una nube de reporteros a la entrada del yacimiento, una polvorienta curva de unos 200 metros donde por más de dos meses se han apostado parientes de los mineros en tiendas de campaña. A su lado, James Stefanic, director de operaciones de Goetec, dijo que trajeron a Hart para encargase de la T130 «simplemente porque es el mejor».

Los parientes de los mineros le toman fotos, y Hart enfundado en su overol azul, botas y casco blanco con su nombre escrito al frente, acepta gustoso, porque «se ha convertido en el héroe del día», dijo Dayana Olivares, amiga de Carlos Bugueño, uno de los hombres en el socavón, y que también ha acampado en cercanías a la mina.

A lo largo de 33 días, Hart trabajó superando la dura roca para llegar hasta el grupo de 32 chilenos y un boliviano, que esperaban abajo. Frente a las palancas y medidores de presión en el tablero de control de la T130, una de las tres máquinas que intentaban construir un escape para el grupo, Hart luchó por abrir el hoyo, superando adversidades, como la ruptura repetida de sus martillos.

A las 8:05 de la mañana de este sábado, Hart logró su objetivo: llegar a los 622 metros, el techo de un taller al que los mineros tienen acceso a través de una galería.

Ese taller está unos metros más cerca de la superficie del refugio de donde entraba y salía el grupo de 33 hombres cuando se produjo el derrumbe. Tras culminar el túnel, comenzó la celebración. «No bebí nada, pero creo que un par de botellas rodaron por ahí…la champaña voló por todos lados», dijo Hart. «Siento la satisfacción de haber hecho el trabajo», dijo. «Esta hecho».

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