Periodismo y literatura III

Periodismo y literatura III

El amor y la muerte, la guerra y el trabajo; la justicia, el bien, la belleza, son los temas y valores en que se afirman las obras literarias, antiguas y modernas. Desde Homero hasta nuestros días. El escritor selecciona los problemas y los personajes. El periodista hace la reseña diaria de cuanto ocurre en el mundo; desde un bombardeo o un cataclismo, hasta la muerte de un perro arrollado por un automovilista. La crónica periodística abarca los 365 días del año. Por eso en las páginas de los periódicos podrá encontrarse de todo: lo importante y excepcional, lo trivial o lo insignificante.

Un extranjero que visite un país cualquiera, sin conocer el idioma, y vea en un tumulto correr las cámaras de TV y los destellos de los “flashes” de los fotógrafos, creerá que está ocurriendo un acontecimiento extraordinario. Es posible que sólo sea la firma de un “acuerdo deportivo” entre los equipos de las escuelas de segunda enseñanza. Nada impide que ese acuerdo resulte utilísimo para la educación de los jóvenes de esas escuelas; es probable que sus padres estén “agradablemente involucrados” y quieran conservar las fotografías e informaciones del acto. Bautizos, bodas, graduaciones, son ceremonias importantísimas para quienes participan en ellas.
Los periódicos privilegian noticiosamente lo que se denomina “la candente actualidad”. Pocas semanas más tarde, esa caliente actualidad se ha “enfriado” tanto que se le llama fiambre en el argot periodístico. El periodismo está supeditado al “interés público”, que, en muchos casos, va en la “cresta de una ola” … de boga pasajera. El humorista español Jardiel Poncela afirmaba que si Dios mismo descendiera a la tierra, el primer día aparecería en la primera plana; el segundo, se rodaría a la parte inferior de la página; al tercer día pasaría al interior del periódico junto a las noticias de provincias. No procedieron así los profetas bíblicos; eran escritores.

Los problemas de “la clase médica” atraen regularmente la atención pública; una huelga de la AMD, en reclamo de mejores salarios, casi siempre merece “tratamiento editorial”. Los periodistas comentan continuamente los conflictos económicos o políticos. Es justo que dediquen algún tiempo al examen de sus propios problemas profesionales; sin que puedan acusarlos de “mirarse el ombligo”. (año 2000).

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