Periodista EU anda tras los pasos de peloteros de Liga Negra en RD

Periodista EU anda tras los pasos de peloteros de Liga Negra en RD

Investiga un periodo de la historia del béisbol dominicano para explicar el racismo norteamericano de comienzos del siglo veinte cuando los peloteros negros no podían jugar en las Ligas Mayores.

Para ello viajó a Santo Domingo, se internó en el Archivo General de la Nación durante el horario de trabajo y luego entrevistaba comentaristas deportivos pero, o la estadía suya en el país fue breve o no abundan ya nativos que conocieran la permanencia en el país de los beisbolistas que integraron ese famoso grupo que vino en 1937.

“Era una Liga de leyenda, me llamaba la atención desde niño, cuando escuché esa historia, y me di cuenta que los que estuvieron aquí fueron los mejores”, relata Jonathan Blitzer, periodista, crítico, traductor de revistas y periódicos famosos norteamericanos.

Habla bien el español porque ha ejercido la comunicación en España, Argentina, México y Colombia. Es un ejemplo de consagración al trabajo y al estudio y modelo como investigador histórico. Localiza fuentes, persigue el dato, rastrea protagonistas apenas basándose en los escasos testimonios que ha encontrado en publicaciones antiguas y en conversaciones con otros usuarios del AGN.

En diez días que estuvo en la capital conoció autores de crónicas deportivas y de libros sobre la materia. Lamentablemente muchos escritores, fanáticos y comentaristas de esa época, desaparecieron.

“Trujillo no era fan de béisbol pero tenía un hombre, José Enrique Aybar, que se encargó del juego de esa temporada” que el dictador bautizó como “El campeonato de la reelección de Trujillo”, significa el reportero de 30 años de edad.

Piensa que descendientes de Aybar podrían hablarle de esa figura que considera clave para su trabajo porque “él viajó a Estados Unidos a reclutar talentos negros estadounidenses que fueron los más famosos, como Satchel Paige, John Gibson, Cool Papa Bell”.

Pero Jonathan no solo busca documentar bolas, strikes, hits o carreras de estos atletas. Pretende conectar lo histórico, político, social, cultural de ese momento. Dónde se alojaron, que hacían fuera del terreno del estadio, con qué y con quienes se divertían.

“Esta combinación me resulta muy interesante, estoy tratando de localizar gente, partidos del campeonato, porque lo que he encontrado han sido resúmenes de jugadas y estadísticas, pero quiero ir un poco más allá: sus vidas cuando no estaban jugando, si se enamoraban o tomaban alcohol, si salían, a dónde iban… Espero que aparezca alguien que conociera esos detalles, estoy seguro que hay personas que los recuerdan porque la documentación que tengo no es completa”, manifiesta.

Agrega que el viaje de 10 días que realizó fue principalmente de exploración “para inspeccionar archivos, entrevistar personas de interés, conversar con eminencias como Cuqui Córdoba y otros que he entrevistado”, revela.

El campeonato. Jonathan nació el seis de noviembre de 1984 en Hartford, del estado de Connecticut, hijo de Avrum y Edlyn Blitzer. Mientras estudiaba trabajó como camarero y realizaba limpiezas en el campo. Se graduó en 2007, ganó un dinerito con un escrito para la Universidad sobre el novelista estadounidense de origen judío Philip Roth y se fue a Buenos Aires “a mejorar mi español”. Allí trabajó para la editorial-librería “Crack-up”, y como traductor para el Centro de Estudios Legales y Sociales de los Derechos Humanos.

Confiesa que se relacionó con la élite de la literatura y la política sudamericana. Volvió a New York y laboró dos años para una ONG que enfocaba temas de la política norteamericana como “la administración del voto y los derechos de los votantes, en 2008, año de las elecciones presidenciales. En esa época escribí ensayos y reseñas de libros”.

Al mismo tiempo empezaba a preparar una aplicación para una beca Fullbright a fin de ir a España y estudiar los escritores latinoamericanos desde los 70 hasta el presente “en un proyecto que pretendía entender la política española”, explica. “Los principales eran el uruguayo Juan Carlos Onetti y el argentino de ascendencia italiana Antonio Di Benedetto”.

Pero le atraía, además, la historia política española, en particular, la transición de la dictadura a la democracia. “Era un momento muy apropiado, estaba entre 2010 y 2013 y me daba cuenta de que para entender la crisis actual había que indagar el periodo de la transición”, significa. Los periodistas, a su juicio, se han enfocado más en la Guerra Civil.

Analizó la Constitución, la formación de partidos, la consolidación del poder sindical, la retórica política… A la vez enviaba colaboraciones a medios norteamericanos explicando la realidad de la Madre Patria, enfocado en la política y la economía.

Publicó, además, “La historia del periódico El País” y artículos de opinión para The New York Times, la revista The Nation, The Atlantic, The New Republic.

Por otro lado reportaba a Prospect, de Inglaterra, sus pareceres sobre la monarquía y a The World Street Journal acerca de la cultura europea. Luego se trasladó a Lisboa para reportar en torno a la crisis financiera y en la primavera de 2013 volvió a New York. Ingresó a The Newyorker como miembro “modesto del equipo editorial; encargado de la página Web, investigador y corrector de estilo.Estuvo dos años en

México estudiando la relación entre El Paso, Tejas, y Ciudad Juárez, tratando la frontera de forma literaria. “Otros se han ido a la seguridad, las drogas, quise ir más lejos, la gente pertenece prácticamente a los dos lugares, me interesó captar esa realidad”. Este esfuerzo saldrá en la revista Oxford con el título de “Crossing Over”.

El país y la Liga Negra ocupan ahora a este fanático de los Yankees. Repasó página por página periódicos y revistas de 1937 pero afirma que le ha resultado “complicado, porque la prensa estaba comprometida con el Gobierno”.

Su idea, asegura, “es ofrecer una ambientación histórica pero para mí es crucial la cotidianidad de los jugadores, cómo interactuaban con la sociedad”. Dice tener “el líder al bate y muchos detalles de cada jugada”. Su objetivo es presentar una narrativa del campeonato, amplia, detallada, extensa que pese al género “sea muy viva, basada en los hechos reales”.

Aquí encontró “gente inteligente, increíblemente generosa y servicial”, exclama refiriéndose a Orlando Inoa, Cuqui Córdoba, Salvador Alfau y el personal del Archivo.
Sustentado en sus investigaciones supone que los atletas de esa Liga segregada en Estados Unidos pero reivindicada por Trujillo con fines electoreros y otros intereses políticos, pudieron haberse alojado en el hotel Presidente, que visitaron los cines Rialto, Independencia, Capitolio, Apolo, Encanto… Y pregunta: “¿Había lugares infames tipo cabaret o burdel?”.

¿Quién vivió o reseñó ese pasado? Sería de gran auxilio para Jonathan en su búsqueda de datos sobre ese breve periodo del béisbol nacional.

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