Periodista RD relata destrucción y muerte

Periodista RD relata destrucción y muerte

PETION VILLE, HAITI. Yo había salido a llevar a un compañero de trabajo a una consulta con una médica cubana, luego de concluir nuestras labores habituales en la Embajada.

Cuando estábamos dentro de la casa, ubicada en Petion Ville, frente a las oficinas de la compañía telefónica, sentimos el estremecimiento y de inmediato salimos corriendo al patio.

Minutos después salimos a la calle, vi muchas personas correr de un lugar a otro, cientos de personas recorrían las calles cercanas al Boulevard de Delmas.

Llamamos al embajador Rubén Silié antes de que comenzara el caos en las comunicaciones y nos instruyó de inmediato retornar a la Embajada, pero hasta entonces no teníamos ni remota idea de la dimensión de lo que estaba sucediendo.

Pánico. Cuando tratamos de atravesar la zona del  Tribunal Civil, donde estaba la casa del difunto intelectual Gerard Pierre Charles, vimos a padres corriendo con sus hijos heridos de brazos, observamos casas derrumbadas, personas saliendo desesperadas bañadas en sangre, autos aplastados por las paredes, personas accidentadas cuando los atrapó el caos al momento del terremoto.

Seguimos más adelante y al llegar a la Avenida Panamericana vimos voluntarios cargando estudiantes heridos con sus uniformes y personas que habían caído desmayadas. Más adelante,  vimos el edificio de seis pisos de la empresa Total Comunicacion, donde funciona la Digicel, totalmente colapsado; había caído con todo el personal dentro.

Las calles estaban casi todas bloqueadas por edificios, paredes y casas colapsadas. Había autobuses accidentados y personas heridas al tratar de huir.

Una humareda de polvo cubría el ambiente. Procedía de la montaña, donde hay viviendas construidas en gran cantidad.

Un grito de espanto se escuchaba cuando ya caía la tarde, las calles seguían nubladas de personas que corrían gritando de allá para acá.

La desolación. Haciendo malabares llegamos a la Embajada, donde el embajador ya había logrado reunir al personal y trataba desesperadamente de comunicarse con Santo Domingo.

Los muros que rodean la Embajada estaban destruidos, solo quedaban en pie los que están levantando nuevos.

Al lado de la Embajada hay un hospital de niños de la misión canadiense. Quedó derrumbado totalmente y allí era desesperante la presencia de familiares frente a los escombros.

El polvo cubría todo el perímetro de la Embajada dominicana, pues el edificio estaba ubicado justo al lado de las oficinas de la misión. Las oficinas no sufrieron daño, pero la residencia de la Misión sufrió algunas grietas.

Al caer la noche comenzaron a llegar los dominicanos a refugiarse en medio del caos y los gritos de espanto que se escuchaban en Petion Ville.

Recurrentemente seguían pequeños temblores y las personas rezaban.

Impotencia. Un dominicano al que le atrapó la situación en Puerto Príncipe (la embajada está en Petion Ville, arriba) nos contó que subió a pie diez kilómetros y que vio medio Palacio destruido, todas las casas y comercios alrededor de la avenida Jean Jacques Dessalines estaban destruidos, según el testigo.

Hasta las 8:00 de la noche de este fatídico 12 de enero no habíamos podido tener comunicación con ninguna autoridad de Haití.

Los perros ladran a lo lejos, la gente llora, no hay electricidad, no hay teléfono, las emisoras transmiten confusamente.

Una dominicana, dueña de un restaurante, que llegó herida nos contó que los hospitales están llenos. Dijo haber visto muchos muertos en las morgues.

Las sirenas suenan en medio de la oscuridad, mientras los equipos de rescate trabajan para desbloquear las vías.

La Policía está en las calles para evitar desórdenes.

Los helicópteros de las Naciones Unidas sobrevuelan las zonas destruidas para observar los daños. (Vásquez es ministro consejero  en Haití).

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