Manuel Domínguez Moreno, el director internacional del semanario español Cambio 16, conoce la realidad social y política dominicana como el que más.

Sus vínculos con el país tienen larga data y arrastran la amistad con el fenecido líder perredeísta José Francisco Peña Gómez, a quien asesoró en la campaña electoral de 1994.

Es periodista, sociólogo, escritor y poeta –así se define en su blog- y acérrimo crítico de la corrupción y de la conculcación de las libertades.

 Profesa el catolicismo, pero se inclina hacia la teología de la liberación y el trabajo que realizan los sacerdotes jesuítas.

Sueña con sociedades en las que impere la justicia, sobre todo en América Latina, donde aspira a que se establezca una versión del socialismo europeo.

Hugo Chávez, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, era su esperanza, pero se quedó trunca.

Sin rayar en lo quijotesco, cree que las mujeres del siglo 21 –sensibles por cuestiones de género- transformarán los esquemas sociales y políticos imponiendo como norte la ética y la igualdad.

Es un relator empedernido de anécdotas, andaluz de los de Boyullo, pero vasco por adopción; está comprometido con la paz del País Vasco y sus sentimientos políticos están unidos a dirigentes del Partido Socialista de Euskadi.

Como fanático del fútbol se eriza con los goles del Barça, y aunque la siguiente disgresión resulte anárquica, se le ponen los pelos de punta cuando escucha el significado, en el argot político criollo, del término “botellas”.

La democracia española.  Domínguez Moreno cree en las transiciones sociales y políticas y, en esa coyuntura, afirma que los medios de comunicación están llamados a ejercer un rol preponderante.

Al analizar el desarrollo democrático de España, durante el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, destacó con euforia el gran salto que ha dado su país, pero resaltando que la justicia debe fortalecerse mucho más.

“España vive un proceso de honestidad, de independencia, de rigor ético, que me hace sentir orgulloso de mi país”.

Con esas frases respondió a preguntas sobre una querella que recibió el Tribunal Supremo de España en contra del juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, a quien la entidad Manos Limpias acusa de prevaricación por excederse en sus competencias en la investigación de los crímenes de la Guerra Civil y el franquismo.

Que movimientos extremistas de derecha quieran arremeter y destruir la independencia, el valor, la naturaleza jurídica de una persona capaz de llevar a los tribunales a quien él considere, es fruto de que la libertad, la democracia y la independencia en mi país sigue triunfando, refirió.

“Realmente los términos en que se ha llevado esta demanda hay una carga enorme de razón para  Garzón, porque hay millones, cientos de familias que todavía no saben dónde están enterrados sus muertos”.

Con cariño para RD.  Sin proponérselo, tocó el aspecto de la institucionalidad en República Dominicana, cuando se refería a la justicia de su país, y en ese sentido dijo que esta tierra caribeña adolece, desde el punto de vista sociológico,  de no tener un juez Garzón.

“Acabo de descubrir en los días que llevo aquí, después de 20 años viniendo a este país, del término botella, y sinceramente me siento avergonzado de que eso pueda existir, que no pueda ser denunciado, que no pueda ser llevado a los tribunales”.

“De la manera que me han explicado el término no se trata sólo de corrupción, que ya es suficiente, sino que también toca el abuso sexual para tener amantes o queridas, lo que degrada uno de los principios básicos de la humanidad, que es la mujer”.

A Domínguez Moreno se le hicieron algunas precisiones sobre ese esquema de contratación gubernamental que implica percibir un salario sin trabajar, y que se inscribe en la corriente del clientelismo político en la versión dominicana.

Se le dijo que el tema de las amantes, aunque se da, no es el más recurrente, porque el grueso de la nómina de las “botellas” –en toda su historia- tiene la patente del premio a cierto tipo de lealtad política.

“Ojalá exista un juez Garzón en este país para que tirase de esa botella y la lleve hacia donde tiene que estar, en la basura”, planteó.

Socialismo en AL.  Sin ofrecer explicaciones que dejaran claros los motivos de su decepción, se refirió al modelo socialista de Chávez y a su solidaridad hacia los demás pueblos de la región.

“Hace cinco años dediqué muchas páginas sobre el surgimiento de un nuevo socialismo,  fundamentado a través de la revolución de la mujer emergente en el siglo 21, la transición  del comunismo al capitalismo en China, y los movimientos socialistas de Latinoamérica auspiciados por Chávez.

“Pero hoy estoy un poco defraudado del presidente venezolano.

En sus ilusiones políticas llegó a decir  que la historia  estaba cambiando para bien, porque por fin estaba surgiendo en Latinoamérica un movimiento capaz de llevar a término la auténtica revolución de la conciencia en el contexto democrático.

Ese estallido de generosidad que el pueblo venezolano tiene con República Dominicana, a través de Petrocaribe, era el gesto más evidente de que había  una solidaridad auténtica, argumentó al destacar que eso se ha desinflado.

“Me da la impresión, sin ser europeísta,  que ese movimiento socialista nuevo va a llegar, aportando sensibilidades, de  Europa”.

“Hasta antes de ayer estaba ilusionado con los cambios políticos de esta región, ya no”, dijo  el periodista.

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La publicación

Cambio 16 es un semanario fundado en 1971, que forma parte del grupo editorial  grupo EIG de Comunicación, que también edita Aldakate, Cambio 21,  Cuadernos para el Diálogo y Cambio RD.