Periodistas se unen para enfrentar secretismo Bush

Periodistas se unen para enfrentar secretismo Bush

WASHINGTON (EFE).- Más de 50 organizaciones periodísticas de EEUU se sumaron ayer a la «Semana de la Luz», una campaña que se prolongará hasta el próximo domingo y cuyo objetivo es luchar contra el «secretismo informativo» del Gobierno estadounidense.

   En editoriales, artículos, así como en crónicas de radio y televisión, los participantes transmitirán a la opinión pública la importancia del acceso a la información gubernamental, algo que, según dicen, se ha convertido en una carrera llena de obstáculos.

   «El secretismo que ha rodeado a los prisioneros de Guantánamo -base militar estadounidense en Cuba- y los problemas para documentar los abusos en Abu Graib -prisión en Irak-» ejemplifican, según Theresa Medoff, presidenta de la Asociación de la Prensa de Delaware, los nuevos tiempos que corren.

   Medoff señaló a EFE que la política de acceso informativo de EEUU sufrió un lamentable giro tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

   «Antes del 11-S, la información gubernamental era accesible, a menos que existiese un buen motivo para mantenerla en secreto», apuntó Medoff, a lo que añadió que «ahora la información gubernamental es secreta, a menos que se demuestre lo contrario».

   La gravedad de la situación ha llevado a Tom Curley, presidente de la agencia de noticias Associated Press, a afirmar que «el Gobierno (del presidente George W.) Bush ha revocado el espíritu de libertad de información en EEUU».

   Los medios que participan en la «Semana de la Luz», entre los que figuran «The Miami Herald», «The Sun Sentinel» y «Associated Press» entre otros, creen que los cambios orquestados durante los últimos años atentan contra la primera enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho a la libertad de información.

   «Con la excusa de la seguridad y la amenaza terrorista cada vez hay menos información disponible», afirmó a EFE Michelle Rea, directora de la Asociación de la Prensa de Nueva York.

   Lidiar con el secretismo en boga exige unos nervios de hierro, según Dave Warner, quien fracasó en su intento de obtener información sobre las actividades del vicepresidente Dick Cheney al frente del Grupo Nacional de Trabajo sobre Política Energética.

   Judicial Watch, organización para la que trabajaba Warner, tiene constancia de que Cheney se reunió con firmas como Enron cuando estaba al frente del citado grupo.

   Esas reuniones en sí no son irregulares, lo que es cuestionable, según la legislación estadounidense, es que el acceso fuese selectivo.

   Las leyes de EEUU establecen que si se permite el acceso de individuos ajenos a una comisión gubernamental, como ocurrió con Enron, todo el mundo tiene derecho al acceso.

   Para Warner, lo que demuestra esta situación es que Cheney estaba decidiendo, «a puertas cerradas y con representantes del sector privado», medidas energéticas que afectan a todos los estadounidenses.

   Judicial Watch ha llevado el caso a los tribunales que todavía no han dictaminado al respecto.

   Pese a la desalentadora situación, Paul McMasters, representante del Centro Foro Libre, con sede en Virginia, indicó que el creciente activismo de los medios está dando frutos.

   McMasters destacó la iniciativa puesta en marcha por los senadores John Cornyn y Patrick Leahy -que han propuesto crear una comisión que evalúe formas de acelerar la entrega de información pública- como «un buen indicio».

   En estos momentos, puede llevar meses e incluso años obtener los documentos solicitados a través de la Ley de Libertad de Información (FOIA), mecanismo que permite a los ciudadanos obtener información en manos del Gobierno.

   El secretismo ha impregnado los distintos estratos públicos, según un informe que salió a la luz hoy.

   El estudio, de los profesores Bill Chamberlin y Joel Campbell de la Universidad de Florida, indica que Carolina del Norte, Florida, Michigan e Indiana son los estados que hacen la vida más fácil a los ciudadanos en busca de información gubernamental.

   En el otro extremo se sitúan Alaska, Dakota del Sur, Arizona y Wyoming, los estados que han salido peor parados en el informe.

   En general, el estudio demuestra que «los estados están haciendo menos de lo que podrían a la hora de facilitar el acceso a la información», dijo a EFE Chamberlin. EFE

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