Cuestión clave para entender el excepcional desarrollo que China ha estado protagonizando en los últimos 46 años, es comprender que, en el país de historia milenaria, rebosante de inventos y descubrimientos no hay nada en la sociedad, incluyendo la economía, que se perciba como estático y definitivo. Todo está sujeto a permanente revisión y reformulación. No hay “milagro” bajo el cielo chino sino consecuencias de una incesante renovación y remodelación.
Desde que en 1978 se proclamaron las “cuatro modernizaciones” que catapultaron a la nación, Gobierno y Partido no han tomado un momento de reposo y acomodamiento y han estado permanentemente en la búsqueda del perfeccionamiento y de las acciones necesarias para acelerar crecimiento y desarrollo. Lo atestiguan los resultados de la recientemente celebrada Tercera Sesión Plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China en el que la tónica estratégica fundamental ha sido la decisión de reformas integrales. No ha habido aspecto socio económico de la sociedad china que no haya sido objeto de análisis y blanco de múltiples reformas orientadas al perfeccionamiento, aceleramiento de desarrollo y sustitución y superación de esquemas que reclamaban una modernización de alta calidad como plataforma de continuar construyendo el “socialismo con características chinas”.
El proceso de modernización recaba la introducción de reformas estratégicas y estas contribuyen a profundizar el proceso de modernización y ambas -reformas y modernización- actúan sobre una mayor apertura y ello impacta significativamente en una economía global que ya se beneficia en más de un 30% del potencial chino que ya todas las agencias e instituciones le pronostican un crecimiento del PIB del 5% en 2024, más del doble de lo esperado en las economías mas avanzadas. Incremento récord de las exportaciones en el primer semestre, aumento del consumo –los dos motores que impulsan su economía-; disminución del desempleo urbano, control del sector inmobiliario, igualmente sujeto a reformas; son factores todos que muestran la solidez de los fundamentos de la economía china.
Las características sociopolíticas chinas con un partido omnipresente como veedor y valedor del cumplimiento de metas y planes es garantía de que se puedan superar, sin mayores quebrantos, tanto esquemas institucionales como hábitos personales, allanando el camino para ejecutar las reformas, enfrentando y superando, además, desafíos geopolíticos en un escenario internacional donde algunos actores no acaban de convencerse de que una potente presencia china es algo con lo que deben aprender a convivir.