Permeabilidad preocupante

Permeabilidad preocupante

La detección en Samaná de presunto contubernio de personal de la DNCD  con  narcotraficantes pone de manifiesto, una vez más, la necesidad de afinar los mecanismos de profilaxis para segregar a tiempo aquellos individuos  capaces de aumentar la permeabilidad de nuestros organismos de investigación y seguridad. La infiltración, el reclutamiento de policías y militares como peones para ejecuciones  es una de las estrategias más socorridas del crimen organizado.

En el caso particular de la DNCD, que está compuesta por gente proveniente de los institutos castrenses y la Policía Nacional, la necesidad de profilaxis, de una  discriminación permanente de perfiles y conductas, tiene que ser un anticuerpo permanente. El narcotráfico mueve enormes cantidades de recursos y no los escatima a la hora de comprar complicidad, protección y logística entre integrantes de ese organismo.

Hay que afinar la vigilancia del personal antinarcóticos, estimularlo con salarios y prestaciones justas y acordes con los riesgos del tipo de trabajo que realiza, para aminorar  las posibilidades de que sucumba a la tentación de la oferta de soborno. Es necesario lograr que esos hombres y mujeres valoren los principios y sientan orgullo por el papel que les ha tocado en la sociedad.

Herramientas de trabajo macabro

A fuerza de hechos, el dominicano se ha visto obligado a familiarizarse con términos como “sicariato”, “ajuste de cuentas”, “tumbe” y otros que identifican acciones de la más alta criminalidad, en la que las armas son las herramientas por excelencia. El hallazgo de un contrabando  de modernas armas automáticas, del tipo para asalto, en un depósito de la aduana en Santiago, es un indicador de que los grupos criminales están renovando o aumentando su inventario de herramientas para el trabajo macabro que realizan.

La importancia de este hallazgo debe estimular la aplicación de estrategias más minuciosas a la hora de pasar por el cedazo aduanero todo cuanto llega desde el exterior. No hay, como es lógico, cifras exactas sobre el  número de armas de fuego no registradas en manos de civiles en el país. Así como el paquete detectado habrían ingresado muchas. Hay que parar el ingreso de herramientas para trabajo macabro.

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