Pero los hechos nos desmienten

Pero los hechos nos desmienten

Las autoridades exhiben con euforia el proceso de regularización de extranjeros, como si fuera este el remedio de los problemas migratorios que tenemos. Pero en nuestras calles es palpable una realidad que desmiente la grandeza de logros que se atribuyen a esa gestión. En el acto de conmemoración de los 516 años de la fundación de Santo Domingo, el alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, citó como uno de los mayores desafíos de la ciudad eliminar los cordones de miseria y la cada vez más abundante presencia de inmigrantes, especialmente haitianos, que invaden los espacios públicos.

Es que la regularización de extranjeros no puede pasar por alto el detalle de que la presencia abundante en nuestras calles de indocumentados indica que siguen abiertos los coladeros fronterizos y continúa el ingreso masivo de haitianos. Las autoridades de migración están actuando con indiferencia ante este problema mientras duermen en los laureles de la regularización. El alcalde Salcedo se ha quejado de la situación que vive su jurisdicción, pero en realidad no hay un rincón del país que escape a esa invasión pacífica, con su correspodiente dosis de ocupación de espacios públicos y hacinamiento. Los hechos desmienten los logros que se pretende atribuir al programa de regularización como solución al problema migratorio. El control fronterizo tiene que jugar su papel.

ALERTA MUNDIAL POR EL ÉBOLA

Las autoridades sanitarias deben asumir el alerta mundial por el ébola, decretado por la OMS/OPS, como si fuera un problema local. Sin alarmas innecesarias, es mandatorio establecer controles reales en puertos, aeropuertos y la frontera, para detectar con precisión cualquier evento que haga presumir contagio con este virus, que ha aniquilado a por lo menos siete de cada diez contagiados. Hay que adecuar un centro de aislamiento para manejar cualquier eventualidad.

Es necesario poner en manos de los médicos los protocolos más actualizados sobre la conducta a asumir frente a un caso sospechoso de contagio por ébola. El brote viral está concentrado en un pequeño país de África y se dice que el murciélago vector del virus no habita en nuestro país. Pero el transporte moderno ha acortado tanto las distancias, que ninguna precaución que se adopte estaría de más.

 

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