Pero… ¿Todavía está vigente la Comisión Cambiaria?

Pero… ¿Todavía está vigente la Comisión Cambiaria?

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS
La Comisión Cambiaria, un impuesto disfrazado e ilegal a todos los productos importados por la República Dominicana, establecida por una disposición administrativa de la Junta Monetaria del Banco Central, usurpando funciones inherentes únicamente al Congreso Nacional en la creación de impuestos, el Gobierno la fue incrementando desde su original 1.5% hasta llegar a un insólito y abusivo 13%.

Este adefesio debió ser declarado inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia, pero gracias a cabildeos de los funcionarios «fiscalistas» del Gobierno, se mantuvo hasta que en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se especificó que debía ser suprimida, una vez entrara en aplicación el Acuerdo de Libre Comercio entre los Estados Unidos de América, los países de América Central y la República Dominicana, conocido en inglés por sus siglas DR-CAFTA.

En las negociaciones que mantuvieron el sector privado a la cabeza, el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), por los empresarios industriales y la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), por los agroempresarios con los funcionarios del área impositiva del Gobierno, se había acordado que con la aprobación del ITBIS a una gama nueva de productos, la Comisión Cambiaria debería desaparecer a partir del 1ro. de enero de 2006, fecha en que inicialmente debió entrar en vigor el DR-CAFTA, lo cual no sucedió por haber aplazado hasta junio los Estados Unidos de América su posible aplicación.

Se entendía, que con la adopción del ITBIS a los productos acordados en las negociaciones, la Comisión Cambiaria sería automáticamente eliminada. Pero ¡oh sorpresa!, la cosa no ha sido así, ya que ahora, los «alcabaleros» del Gobierno, ante la no aprobación de la Ley de Gastos Públicos y el Presupuesto Nacional por parte de las Cámaras Legislativas, se introdujo el monto de lo que debía producir la Comisión Cambiaria en el 2006 como un elemento básico en la confección del presupuesto para sustituir las entradas que los impuestos aduanales eliminados, aportaban al erario.

Ahora, al contribuyente se le ha impuesto una doble tributación. Por un lado el ITBIS y por el otro, la Comisión Cambiaria. Los legisladores, que todo lo ajustan, se encuentran imbuidos en una «negociación capicúa». Si el Gobierno Central no restituye las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) que eran apadrinadas por legisladores de partidos de oposición las cuales fueron eliminadas por el Poder Ejecutivo, entonces acordarían votar la Ley de Gastos Públicos y el Presupuesto Nacional. Como se ve, a los legisladores les importa un comino la suerte que corran los contribuyentes; es decir, a los que se suponen representan y que ellos creen, que serán tan tontos para votar de nuevo por ellos si intentan reelegirse en las elecciones de medio término que serán celebradas el 16 de mayo. ¡Qué ilusos!

Los «fiscalistas gobiernistas» que trataron de convencernos que los artículos de la canasta familiar o básica no subirían de precios como consecuencia de la ecuación «cero mata cero» al ser sustituida la  Comisión Cambiaria por el 16 del ITBIS, les ha salido el tiro por la culata. No sólo los precios indicados han subido, sino que como consecuencia de ese tranque, los comerciantes han subido otros productos para equiparar y compensar la pérdida de beneficios, cuando realmente entre en vigor el DR-CAFTA.

Aquellos «fiscalistas» y «legisladores» que le hicieron el juego a las altas instancias del poder, no esconden ahora su preocupación a la hora que este pueblo, que concurrirá a las urnas votando como siempre con el «estómago», les de la espalda a todos aquellos que han contribuido a su empobrecimiento, aunque figurativamente sigan enarbolando su «demagógica lucha contra la pobreza». 

Pueden tener la certeza los legisladores «sablistas», que el haberse apartado de sus posiciones en cuanto a no impuestos al agro y mantener la TASA CERO al votar por un ITBIS a los abonos, esta acción les será cobrada por un pueblo, que si a largo plazo perdona, en el corto ha sabido castigar a los traidores.

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