Perseverancia luego de Noel

Perseverancia luego de Noel

ATAHUALPA SOÑÉ M.
Luego del paso devastador de la tormenta Noel, por nuestro territorio, han surgido puntos de vistas en relación al fenómeno lo suficientemente dispares, conforme al origen de las fuentes desde donde se originan dichas apreciaciones; todo para indicar que le debemos atribuir todo el peso de la culpabilidad a un determinado sector. El error no puede ser más craso.

Los fenómenos naturales no se acogen a padrinazgos de nadie, entiéndase bien, de nadie. Ojalá pudiera ser así, pues esto serviría de acotamiento y hasta de prevención extrema.

Lo que sí siempre hemos de contemplar es que los que más sufren los efectos de tales desastres son los más desprotegidos, y es obvio, pues la desprotección está en superlativo sin límites desde el mismo lugar en que se encuentran antes de cualquier situación de desastre. Lugares y zonas en donde quienes la habitan suelen carecer hasta de una identidad propia que sea avalada por algún documento (acta de nacimiento, cédula, acta de matrimonio, de defunción, de propiedad, etc., etc). Esto incluye las constantes y permanentes situaciones carenciales de alimentos, educación, insalubridad, fuentes de trabajo, seguridad y otras tantas más.

Cualquier situación con apellidos de desastres habrá de reflejarse de manera ruidosa y espantosa en todos aquellos sectores en donde las condiciones se extremen en ser máximas en sentido de la negación de los elementos básicos para vivir.

Pasadas dichas situaciones, se vuelvan las ayudas, apoyos, socorros de manera solidaria de todos los sectores de la vida nacional e internacional a fin de restarle puntos a las desgracias con los que han logrado sobrevivir. Es loable.

El trabajo emprendedor de todos los sectores se hace sentir, desde luego habrá que pensar en la constancia y perseverancia del mismo, pues sabemos lo efímero que esto resulta. Lamentablemente no mantenemos el estandarte en alto, hacia quienes siempre necesitan con o sin tormentas y huracanes.

Por decir algo más, se me ocurrió lo siguiente:

Ante el rostro que muestra la realidad actual dejada por la tormenta Noel, sería un gesto alto y elevado que todas las instituciones del Estado eleven la conciencia de sus servidores para que los recursos destinados para una fiesta navideña sean donados y aplicados en ayuda a los damnificados en todo el país. Entiéndase bien: los recursos para las fiestas que incluyen salones de hoteles, orquestas, comidas, transporte, etc. Nada de esto impide que las instituciones dejen de hacer llegar a sus servidores sus justos reconocimientos en función interna, también merecidos por sus consagradas labores.

Esto puesto en marcha en todas las instituciones públicas y privadas serviría de un gran elemento participativo y complementaria y por demás la gran solidaridad de todos los servidores públicos en favor de nuestra población necesitada.

Una idea agregada, un tanto ficticia:

La AMET, sólo la AMET, poniendo en ejecución un plan con sentido legal de colocar multas a todos los infractores de las leyes de tránsito luz roja, vías contrarias, parqueos indebidos, uso de celulares, bebidas en vehículos, excesos de pasajeros, ruidos, rebases temerarios, violación de zonas, falta de revistas, marbetes, documentos, luces, etc.,  todo esto nada más que en el Distrito Nacional, para públicos y privados, oficiales y civiles. Con los fondos colectados les hacemos casas resistentes para enfrentar todos los aguaceros y huracanes que estén por venir en las próximas temporadas ciclónicas.

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