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Dedicado a todos los jóvenes dominicanos.

La vitalidad de nuestra sociedad depende que sus niños y jóvenes sean inquisitivos, capaces de solucionar problemas en forma innovadora. El núcleo de la creatividad descansa en el deseo y el impulso de explorar, descubrir, probar y, sobre todo, de experimentar con formas diferentes la realidad y sus accidentes.

De acuerdo con Daniel Goleman, Paul Kaufman y Michael Ray, en su libro: “El Espíritu Creativo”, desde el nacimiento, y durante la infancia, el cerebro tiene muchas más neuronas que en la adultez. En la pubertad, experimenta un proceso llamado poda en el que mueren millones de conexiones neurológicas, mientras otras se fijan en los esquemas que mantendrán toda la vida. Aquellas sendas neuronales que se utilizan con más continuidad en la infancia, sobreviven con mayor rigor a la poda. Esto indica que los hábitos establecidos en la infancia tienen una significación notable en cuanto al potencial del adulto.

Nutrir la creatividad.

Las presiones psicológicas que inhabilitan la creatividad del niño tienen lugar en las primeras etapas de la vida. La investigación de la doctora Amabile ha identificado los principales asesinos de la creatividad: Exceso de vigilancia, de evaluación, de recompensa, de competencia, de control y de restricción de las elecciones.

Estimular la creatividad en los estudiantes.

Uno de los grandes problemas que enfrentan las universidades y escuelas, en la actualidad, es que se han quedado en la antigua noción del significado: ser inteligente. Si estamos buscando cualidades, como la creatividad, pero enseñamos a los estudiantes a memorizar, entonces preparamos para el fracaso.

Robert J. Sternberg nos muestra, en su artículo: “Enseñar creatividad, no memorización”, diversas maneras de motivar a los estudiantes y buscar la creatividad. Estimularlos a definir y redefinir sus propios problemas, proyectos, presentaciones y temas para ensayos, sujetos a aprobación. De igual forma, crear un ambiente constructivamente crítico, pero no destructivo ni amenazador.

Es necesario hacer comprender a los estudiantes que deben ser perseverantes y que vale la pena ser creativo, aunque, en principio, nadie confíe en la validez de las nuevas ideas. Deben también aprender a tomar riesgos y retrasar la gratificación. Es, extremadamente importante, que las personas creativas identifiquen el valor de lo que están haciendo. Se obtienen resultados mejores cuando dejamos de tomar siempre el camino más fácil para ir en búsqueda de propósitos más elevados, tal como Robert Frost expresa: “Dos caminos se bifurcaban en un bosque, y yo tomé el menos transitado y eso hizo toda la diferencia”

De acuerdo con un estudio publicado por PISA, en el 2012, sobre solución de problemas, los estudiantes de China ocupan el primer lugar en ciencia y matemáticas, mientras Estados Unidos, el trece. Sin embargo, Estados Unidos produce más del 70% de las innovaciones del mundo. ¿A qué se debe este fenómeno? a la combinación íntima y simultánea que existe en el pensamiento crítico. El aprendizaje crítico tiene mucho más impacto social y personal que la memorización.

Finalmente, no nos olvidemos que vivimos en un mundo en el que se han desarrollado, últimamente, tres revoluciones: globalización, digital y financiera. Para desenvolverse, en este nuevo entorno, es necesario ser y actuar diferente. Solamente aquellos que actúen con un máximo de creatividad, lograrán sus objetivos. Terminemos con un fragmento del poema “Si” de Rudyard Kipling:

“Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando los que te rodean la han perdido y te culpan a ti. Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti, pero también aceptar que tengan dudas…

..Si puedes esperar y no cansarte de la espera… Si puedes soñar sin que los sueños te dominen… Si puedes experimentar el triunfo y la derrota, y tratar a esos dos impostores exactamente igual.

..Si puedes llenar el inexorable minuto, con una trayectoria de sesenta valiosos segundos, tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, y lo que es más:

¡Serás un Hombre, Hijo Mío”.

Investigadora asociada: Julissa Lluberes.