El caudaloso río Ozama continuaba ayer causando estragos en los barrios La Barquita, La Lata y La Lechuga, en Santo Domingo Este, donde en menos de 48 horas dos niños de meses de nacidos han muerto en el hospital Materno Infantil San Lorenzo de Los Mina. Vecinos del lugar creen que uno murió de cólera y el otro de bronconeumonía. El agua sigue en estos barrios, donde la gente teme contraer cólera de manera masiva.
Una Junta de Vecinos con los materiales que la pobreza provee, encabezada por Eridania Rodríguez, una mujer un tanto corta de vista, pero larga en el amor, construía un ataúd para un niño muerto. Y es que mientras el río Ozama en su desborde traía dolor, la gente del barrio, ofrecía su respuesta uniéndose, pues donde no llega la solidaridad del Gobierno se hace presente la de la gente.
Mientras el río Ozama continuaba causando estrago en los barrios La Barquita, La Lata y La Lechuga, en Santo Domingo Este, donde en menos de 48 horas dos niños de apenas meses de nacidos han muerto en el hospital Materno e Infantil San Lorenzo de Los Mina uno se cree que por cólera y otro por bronconeumonía.
En las primeras horas de ayer murió el niño Ángel Encarnación, de seis meses de nacido, quien había sido llevado de urgencia a Materno e Infantil San Lorenzo de Los Mina con vómito y diarrea.
En el centro asistencial instaron a la madre del pequeño, Idele Encarnación, a no decir que murió de cólera sino de un paro cardíaco.
De su lado, Mirella Encarnación, tía de Angel, tiene un hijo de 13 años con vómito y diarrea a quien llevó al hospital San Lorenzo de Los Mina hace tres días, pero como encontró que lo atendían adecuadamente se lo llevó a su casa con todo y suero.
En tanto que el miércoles murió el niño Juan Antonio Rodríguez, de tres meses, luego que fuera ingresado al mismo hospital con dificultad para respirar.
Ataúdes del barrio. Mientras Eridania Rosario y Nicolás Benavide, de la junta de Vecinos La Milagrosa, construían un ataúd en el pequeño taller escuela para el niño Encarnación. El miércoles hicieron lo mismo para Rodríguez.
El Ozama continuaba creciendo, por lo que unos amarraban sus ajuares dentro de sus casas anegadas, otros sacaban los colchones para exponerlo al sol y refugiarse en casas de familiares y amigos.
La Ciénaga. Mientras que en Los Arrozales y Los Cocos de La Ciénaga las tuberías del agua hacen contacto con las aguas residuales de las cañadas, altamente contaminadas, por lo que sus moradores temen muertes masivas por cólera.
Mire, aquí se pone una bomba para halar agua y lo que llega son residuos y heces fecales, narró Marina de la Cruz, otra de las víctimas de la rabia del río.
La cifra
900
Son las viviendas más vulnerable en los sectores La Barquita, La Lata y La Lechuga, según un censo de una de las organizaciones comunitarias efectuado hace cuatro años, quienes sometieron una propuesta al Gobierno para que los traslade a un lugar seguro y acabar con el via crucis que arrastran.