Personaje
Escritores valoran a Jeannette Miller

<STRONG>Personaje<BR></STRONG>Escritores valoran a Jeannette Miller

La elección de la ensayista, poeta y novelista Jeannette Miller como Premio Nacional de Literatura 2011 ha impactado favorablemente el panorama literario nacional. Celebrando a la vez, toda una trayectoria de trabajos literarios de calidad, una vida dedicada a la enseñanza y la crítica de arte y a una mujer que pasa a la historia por ser la tercera mujer en recibir esta magnifica distinción.

Un premio merecido. Iba camino al Cibao cuando recibí con gran alegría la noticia: el Premio Nacional de Literatura había sido otorgado a una escritora de verdad, a Jeannette Miller, y por uno de esos caprichos de la memoria recordé uno de sus poemas, uno de mis favoritos:

“Esta lengua de siglos
cambiante como el agua
¿ qué es?
¿Una historia,
una flor,
una máscara?” 

Pero talvez no lo recordé por capricho, sino porque Jeannette Miller se hace la pregunta que todo escritor serio se plantea en algún momento de su vida porque sabe que esa lengua que lo embruja y lo define, lo apresa y lo libera, lo engaña y lo enamora constituye una herramienta, un escudo y una espada.  Herramienta, escudo y espada que Jeannette Miller siempre ha tenido el coraje, la entereza moral y la fuerza para usarlas con gracia y valentía en defensa de sus ideas, de sus sueños y de la dignidad de la condición humana.

Nietzsche dijo una vez que en cualquier página se podía encontrar un pedazo de autobiografía y yo pienso que ese poema “Mi Lengua”, de Jeannette Miller constituye la autobiografía de una escritora que toma esa lengua que le llega de Castilla y la recrea a su manera mientras describe al hombre y a la mujer de estas antillas americanas:

“Comiéndome las eses,
soñando las imágenes que amo,
masticando insignias y blasones a ritmo de tambora,
con los negros suplantando los indios
sementando las blancas
y nosotros marrones,
haciendo la bachata desde siglos,
bailando con merengue, rumba y plena,
saboreando el sancocho,
remeneando las nalgas
a golpe de palma y sol,
de sangre.”

Jeanette Miller puede recibir ese reconocimiento con orgullo y con satisfacción. Ella lo merece; su obra lo merece; la sociedad en torno a la cual han girado siempre sus inquietudes lo merece y los escritores que saben que la literatura no consiste en decir sandeces  para recibir tontos halagos y alimentar sus vanidades también lo merecen.  Juan Carlos Mieses

Un premio justo.  Con la escogencia de Jeannette Miller para obtener el Premio Nacional de Literatura el jurado de premiación hizo justicia no por su condición de mujer, sino por sus aportes a la crítica de arte como género literario, como una justa manera de comprender el ejercicio de la crítica de arte en tanto experiencia literaria. Sus análisis y apreciaciones sobre el arte dominicano, expresados en sus numerosos estudios acerca de la identidad del arte nacional, a más de sus espléndidas monografías sobre Gaspar Mario Cruz, Peña Defilló, Gilberto Hernández Ortega, Paul Giudicelli, Vela Zanetti o las mujeres dominicanas en el arte, la hacen merecedora con creces de esta distinción. En el territorio de la historia y la crítica de arte nos ha dejado una impronta con su personalidad analítica al estudiar algunas figuras capitales de la plástica del siglo XX, con su prosa ágil, dinámica y robusta y, a ratos, lírica e intuitiva.

Figura descollante de su generación, Miller pisó con pies firmes en la tradición poética con sus libros iniciales, donde aún resuenan los ecos de sus metáforas reverberantes y escalofriantes, hasta incursionar sorprendentemente, no sin aciertos estéticos, en la narrativa, con dos libros de cuentos y una espléndida novela, en las que rescata el habla dominicana, con personajes extraídos de las entrañas de la vida cotidiana urbana, en un lenguaje descarnado, lúdico, fresco y espontáneo. Con la concesión de este premio, se reconoce su sostenida trayectoria intelectual, sus aportes a la poesía, a la narrativa, al ensayo, a la crítica de arte y a su labor educativa. Miller es poseedora de una expresividad discursiva precisa y fluida, y una retórica que conmueve, educa y sacude. 

Basilio Belliard

Un premio reivindicativo. Me he sentido muy complacida con que Jeannette Miller haya ganado el Premio de Literatura. Es una intelectual de primera y para ganar un premio de esa envergadura no basta solo con escribir cuentos o novelas, creo que hay que tener algo más y Miller lo tiene en demasía. Además, me alegra que haya sido una mujer. Ya con Jeanette van tres y eso abre el camino para otras en un país en que funciona tanto la misoginia.

Ligia Minaya

Crítica

La narradora

Si tuviéramos que expresar la sensación que queda luego de leer la narrativa larga de Jeannette Miller, no podríamos  afirmar que fuimos  testigos de grandes acontecimientos, sino de haber tenido la experiencia de convivir con muchas personas distintas atrapadas en un contexto social demarcado. Para hablar, por ejemplo, de su novela “La vida es otra cosa”, hay que hablar de nombres, de personajes, de actores que, por sus decisiones, crean historias con raíces e intenciones diferentes entre sí y se mezclan en un ambiente de pobreza y marginalidad. En la narrativa corta tenemos, “A mí no me gustan los boleros”, un libro de cuentos con historias de naturaleza aparentemente simple, pero notable por  la agudeza con  la autora  trabaja los personajes. En el cuento “El lápiz”, por ejemplo, un hecho de aparente intrascendencia como el deseo por un lápiz revela además de una pretensión un develamiento de la conducta masculina y femenina.  La narrativa de Jeannette Miller es una experiencia de  compartir vivencias a través de la lectura de personajes.   (Ibeth Guzmán)  

Publicaciones Relacionadas

Más leídas