Tal como su padre, Miguel Sang Ben, al que traté en varias ocasiones durante mis años en el sector agropecuario, su hija Mu-Kien Sang Ben, es uno de los talentos dominicanos que llenan de orgullo a cualquier nación.

Siempre leo sus escritos con sumo interés y su percepción del quehacer social y político criollo es, en mi opinión, uno de los más refinados y minuciosos.

Las palabras de Mu-Kien sobre defender a la humanidad sin distinción de razas y credos y de respetar las culturas aceptando sus diferencias y características, las sentí profundamente, porque también soy hijo de inmigrante

La Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra tiene en su haber a una mujer que distingue y prestigia a esa alta casa de estudios, desde donde derrama sus conocimientos a una juventud que necesita urgentemente humanizarse.

Su reciente condecoración por el Gobierno Francés es un homenaje muy merecido.

Otros personajes de antología son los esposos Frank Rainieri y Haydée Kuret. No solo por lo que han hecho durante más de 30 años en el sector turístico dominicano sino por lo que siguen haciendo.

Su reciente propuesta de que se elimine el visado y los impuestos aeroportuarios entre los ciudadanos de los países del Caribe, es para mí extremadamente importante y alentadora.

El Caribe debe integrarse urgentemente, ya que los beneficios saltan a la vista. Mejora en el transporte, paquetes turísticos interregionales, mayor flujo comercial y nuevas fuentes de inversión.

Hemos vivido de espalda al Caribe, como lo hacemos con el mar en las ciudades costeras, donde Santo Domingo es el mejor ejemplo.

Aquí los jóvenes prefieren parar su carro en la transitada avenida  Abraham Lincoln (frente a un centro médico) para oír música y compartir tragos, que hacerlo en el Malecón, frente a un mar esplendoroso con espacios amplios y abiertos. 

El reciente reconocimiento a los Rainieri que le hiciera La Asociación de Hoteles y Turismos del Caribe en Puerto Rico, por sus aporte al desarrollo de la región, donde recibieron el premio anual Bill Bissel Lifetime Achievement, son una muestra de la proyección internacional de esta deslumbrante y dinámica pareja.

Necesitamos que muchos dominicanos traspasen con éxito nuestras fronteras.

Me refiero a gente con grandes méritos en los negocios, en la investigación, en la cultura, en el arte, o en cualquier campo del saber.

Eso le agrega valor a nuestro país para elevar su prestigio y reconocimiento en el exterior, limpiando, a su vez, un poco de la mugre que nos cubre por la corrupción, el vandalismo político y el desgarramiento moral e institucional que sufre la sociedad. Pero eso se logra con buena educación.

 Con educación de calidad, que no tenemos, pero que es la única vía de romper con ese círculo vicioso de la ignorancia y la mediocricidad.   

Sería prolijo mencionar a otros dominicanos que han logrado ese gran salto fronterizo, recibiendo premios y reconocimientos alrededor del mundo por sus merecidos éxitos.

Así lo vemos en la música, en la poesía, en la literatura, en los deportes, en la pintura, en la moda y en muchos otros campos.

Y hablando de moda o música, Oscar de la Renta y Juan Luis Guerra son de esas figuras que usted oye mencionar en cualquier rincón del planeta y que si eres dominicano viviendo en el exterior, dices con orgullo “esos tipos son de nuestro del patio”. 

Cada vez que eso sucede, se ensancha el patriotismo, sin importar los credos políticos, religiosos, étnicos o de cualquier naturaleza que tengan esos dominicanos ilustres. El éxito está mucho más allá de esas pendejadas.