Aunque están formados para enfrentar cualquier peligro en el ejercicio de la medicina, los médicos, enfermeras y el personal auxiliar que atiende las unidades diarreicas y de cólera en los hospitales de Salud Pública, también han sentido temor por el contacto directo con la enfermedad epidémica o por agresiones de pacientes.
Pacientes y familiares se quejan en las unidades de cólera y ha habido casos en que han intentado agredir a enfermeras.
Para enfrentar una enfermedad caracterizada por la constante expulsión de materias fecales, el hedor casi generalizado y el bajo nivel educativo de los afectados, se necesita vocación y amor por el oficio.
La doctora Evelin Ruiz es médica residente del quinto año de medicina interna, se rehusaba a que la fotografiaran con sus guantes, mascarilla y bata usados como medida de bioseguridad por el personal que labora en las unidades diarreicas.
Una sabe que no se va a contaminar, porque tomamos nuestras medidas, pero en la casa las familias te preguntan y debes extremar las medidas de higiene personal, asegura Ruiz.
El principal miedo que tiene el personal de la unidad de cólera del hospital Francisco Moscoso Puello es a la agresión de los familiares de pacientes, que no entienden que no pueden entrar a la unidad, porque eso contribuye a diseminar la enfermedad.
La misma percepción tiene la doctora Carolina Asencio, residente del tercer año de medicina interna de ese mismo hospital. Esta es un área de riesgo , dice.
Los protagonistas
Evelin Ruiz
Médico residente de cuarto año
Trabajamos con mucha presión, todo mundo da órdenes y los familiares de los pacientes también se quejan y violentan.
Carolina Asencio
Médico residente de III año
Es un hermoso trabajo, pero el mayor obstáculo es la pobreza y la falta de educación que tienen los afectados.
Rut Abreu
Auxiliar de enfermería
Llego a casa y mi hija me va a abrazar, no la dejo hasta que me lavo, y ella dice: ya se me fue el deseo de abrazarte.