Personalidad básica

Personalidad básica

Hemos servido algunas referencias sobre la cultura, pasando de las pautas recurrentes a las que fijan las conductas reales, y a su vez su irradiación en función de los roles. Vamos a referirnos en esta pequeña entrega al concepto de «personalidad básica».

La «personalidad básica» constituye un modelo algo más abstracto; corresponde a aquello que se trata de indicar con expresiones tales como: «un francés típico» o «un buen cibaeño». No cabe duda de que cada francés es diferente de otro francés, igual que lo es cada cibaeño de otro cibaeño, pero existe un tipo de personalidad, algo definida que se considera «normal», «correcta» y «propia» entre los franceses y los cibaeños.

Para Linton, es: «la estructura de la personalidad básica que es análoga a la extensión total de instituciones comprendidas dentro de una cultura dada». Esto constituye un verdadero instrumento para el análisis de las culturas.

Como un agregado al tipo básico de personalidad, propio de una cultura, podemos tomar del mismo Linton la noción de «personalidad de status», una especie de convalidación del concepto de status/rol». El médico ocupa un status y tiene que desempeñar un rol, pero esperamos de él, que sea algo más que un ejecutor de movimientos.

El recién nacido se enfrenta con un sistema de status algunos de los cuales debe aprender a ocupar, y con un tipo de «personalidad básica», en función del cual su educación conspirará inconscientemente para moldearlo. Ante él estarán ciertas personalidades de status que debe aprender a aceptar.

En la medida en que uno considere las habilidades manuales, lingüísticas, etc, como elementos de ingredientes, resultará bastante claro que diferentes culturas producirán diferentes consecuencias en la personalidad, ya que implican diferentes grupos de habilidades.

Es evidentemente claro que muchas personalidades de «status» implican actitudes generales y modos de pensamientos, además de las ejecuciones específicas y las actitudes generales que imponen los roles, las cuales pueden apreciarse cuando recordamos que no todos los funcionarios públicos son «típicos» funcionarios públicos; mientras que mucha gente que no está en función pública, sí lo es.

Si se consideran sagradas algunas actividades, y sólo a unos pocos se les permite aprenderlas, estos hombres, los hechos y métodos de comunicarlos, pueden tener sus efectos en la personalidad «general» de los iniciados. Puede ser que sean tratados con reverencias o puedan ser eludidos, y pueden sentir que tienen un poder que otros no poseen.

Algunas habilidades simples, que pueden ser requeridas por la mayoría de las personas para vivir una vida normal en una comunidad, pueden enseñarse gradualmente a los niños en sana medida de sus capacidades.

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