Personas con discapacidad

Personas con discapacidad

MAGINO CORPORÁN
Con vistas al logro del completo y pleno goce de los derechos humanos y la participación en la sociedad, en 1992, las Naciones Unidas declararon el 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, exhortando a los Estados miembros a que se destaque dicha fecha. Por iniciativa de RIADIS, (Red Iberoamericana de Organizaciones no Gubernamentales de Personas con Discapacidad y sus Familias), durante la XIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estados y Gobiernos, celebrada en Santa Cruz de la Sierra, (Bolivia), en noviembre del 2003; el 2004 ha sido proclamado Año Iberoamericano de las Personas con Discapacidad.

En el país se han promulgado leyes, dictado decretos, ordenanzas, órdenes departamentales, resoluciones municipales y disposiciones administrativas que, reconocen los derechos de las personas con discapacidad. Todo esto está muy bien.

Lo que no está bien, es que las autoridades y la sociedad, limiten su accionar a retóricas bien intencionadas, que como punto de partida son útiles, frente a la cruda realidad de las personas con discapacidad y sus familias. El país cuenta con una población discapacitada estimada por entendidos en un 13 por ciento, como porcentaje mínimo. Esto es mucha gente, más de un millón de seres humanos. Estos datos, ocultan una realidad que debemos desvelar. No nos engañemos, la discapacidad no puede seguir siendo invisible, porque las causas que la originan saltan a las vistas de todos. Las principales causas son la ausencia de programas efectivos de salud preventiva, baja atención materno infantil, desnutrición, hambre, hacinamiento, malas condiciones de higiene, malas prácticas médicas y educativas, accidentes de transportes, de trabajo, del hogar, enfermedades profesionales, incorrecta movilización y tratamiento inadecuado a los lesionados medulares, contaminación del ambiente, tensión que producen los tantos cambios en la vida, huracanes, uso y abuso de las drogas, epidemias y endemias, guerras, inadecuado uso y tenencia de armas de fuego. Las mayorías de las discapacidades son adquiridas después de nacer, producidas por la sociedad. Recuérdese que no mencionamos aquí causas genéticas y congénitas mucho más complejas de identificar, en este país de escasísimas inversiones en la investigación de salud. La invisibilidad refleja actitud social negativa, se traduce en ignorancia e irresponsabilidad, muchos padres ocultan a sus hijos y desertan de hogares para no enfrentar los retos que impone la discapacidad en la familia y en la sociedad. Un significativo número de discapacitados aun no posee documentos civiles. El transporte no ofrece facilidad. Las calles están llenas de barreras arquitectónicas. Pocas escuelas y el personal docente, están preparados para recibir en las aulas a estas personas humanas. Los empleadores limitan las coberturas a la capacidad, experiencia y creatividad de estos dominicanos.

Las personas con discapacidad dejarán de ser ciudadanos dependientes, consumidores improductivos, cuando el Estado y la sociedad conviertan en políticas de desarrollo, las normas existentes y por existir, sin politizarlas. Una demanda impostergable, es construir con accesibilidad todas las obras que se construyen o remodelen. El Presidente debe pedir a las organizaciones de los discapacitados fiscalizar por ellos mismos cada obra, no debe inaugurarla hasta que no cumpla con las normas. En el Presupuesto Nacional y Ley General de Ingresos y Gastos Públicos para el próximo 2005, debe consignarse recursos suficientes que permitan a las entidades de discapacitados continuar su trabajo de integración social; lo justo es establecer un capítulo específico para ellas en Salud Pública, separándolas del montón de ONG»S, muchas de ellas, con dudosos orígenes e incertidumbre del destino de los fondos que reciben.

Urge dotar de documentos civiles a todas las personas discapacitadas que no los posean, en esta tarea pendiente, la Nación debe unir sus mejores voluntades, la Junta Central Electoral, el CONADIS, el Gobierno Central, las Secretarías de Salud y Educación, las organizaciones de los discapacitados, todas las iglesias, todas las organizaciones comunitarias, con la ayuda de los medios de comunicación, pueden juntarse para resolver este drama, convirtiendo en persona a quienes no existen jurídicamente.

Si el presidente Roosvelt pudo desde una silla de ruedas gobernar exitosamente, sacando hacia adelante a los Estados Unidos de Norteamérica, después de la gran Depresión del 29, y durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Si a Miguel de Cervantes Saavedra solo una mano le bastó para escribir el Quijote, la obra cumbre del idioma Castellano, aún no superada. Olvidémonos de las sillas de ruedas, de las muletas, de las prótesis, de los bastones. Veamos a las personas humanas que portan estas ayudas técnicas, como seres productivos que deben aportar al desarrollo nacional. No es lo que perdió o faltó lo que importa, lo que importa, es lo que quedó o sobró, después de traer o adquirir la discapacidad. Porque al fin y al cabo todos poseemos alguna discapacidad, todos estamos limitados en muchos ámbitos de la vida. ¡Que sean los méritos ciudadanos los que nos igualen, sin medir condiciones de discapacidad, edad, sexo, raza, procedencias geográficas, ni apellidos!. ¡Que sean estas grandes tareas los puntos de evaluación de los logros que sean alcanzados en el año venidero! ¡A emular los buenos ejemplos sin pérdida de tiempo!

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