Los precios actuales del crudo, que fluctúan alrededor de US$80 por barril, reflejan un balance entre la oferta y la demanda debido a la capacidad de reserva estratégica que posee la OPEC+, y que a su vez la producción se ha mantenido estable. Sin embargo, la verdadera amenaza del mercado petrolero en estos momentos es precisamente esa capacidad de reserva que posee la OPEC+, ya que en cualquier momento el cartel puede empezar a aprovechar esa capacidad de reserva, que es significativa y se encuentra muy por encima de sus niveles históricos.
Por otra parte, Rusia no ha dejado de producir petróleo a máxima capacidad a pesar de que los Estados Unidos y sus aliados occidentales formaron una coalición de tope de precios tratando de limitar las ganancias de Rusia por las ventas de su crudo, pero no limitaron su producción. Por consiguiente, este escenario ha contribuido en gran medida a que la OPEC+ haya creado una sobreoferta en el mercado y, en lugar de restringir la producción tratando de empujar los precios al alza, el cartel lo que realmente ha hecho es igualar la demanda con la oferta, y por eso vemos un equilibrio en los precios en la actualidad.
Una de las amenazas latentes que enfrenta el mercado de petróleo actual es un potencial rompimiento de los precios hacia la baja, impulsado por factores como un posible colapso del cartel OPEC+, la cantidad significativa de nuevos descubrimientos de yacimientos de crudo, como es el caso de Guyana, y eventos geopolíticos que podrían ralentizar el crecimiento de la economía global. Por ejemplo, los eventos geopolíticos que han acontecido en los últimos meses han tenido un pico muy temporal en el mercado. Podemos mencionar el cierre del Mar Rojo por rebeldes hutíes en Yemen; lo mismo aconteció con el lanzamiento de misiles entre Irán e Israel.
Lo que realmente ha mantenido los precios estables, a pesar de esos acontecimientos geopolíticos, han sido por un lado las sanciones al petróleo de países productores claves como Rusia, Irán y Venezuela. Esto ha obligado a estos países a seguir abriendo los grifos para colocar su crudo en el mercado donde sea posible. De igual manera, Arabia Saudita quiere seguir colocando su petróleo en el mercado ya que tiene que poner en orden sus finanzas públicas. Dicho esto, no están dadas las condiciones para restringir la oferta en el mercado. Por otra parte, la demanda de crudo se ha mantenido relativamente estable debido a la fortaleza de las economías de los Estados Unidos, China e India.
En cuanto a la alianza OPEC+, no le vemos mucho futuro a mediano plazo por cuestiones de mercado. Arabia Saudita está perdiendo mucha participación de mercado en la India, una de las economías emergentes de mayor crecimiento en estos momentos, y esa participación saudí en el mercado indio ha sido ocupada por el petróleo ruso. Por lo tanto, auguramos un rompimiento de esa alianza en un futuro cercano. Otro elemento para ponderar es que, a pesar de que muchos analistas dijeron a principios de la década pasada que el potencial de descubrimiento de nuevos yacimientos había llegado a su tope, la realidad ha sido totalmente distinta, y un ejemplo de ello ha sido Guyana. La incursión de Guyana al mercado con sus nuevos descubrimientos va a agregar más crudo en torno a la demanda tanto de los países desarrollados como los emergentes. Aunque el mundo desarrollado demanda cada vez menos petróleo por su fuerte incursión en las energías alternativas, los países emergentes siguen cada día demandando más crudo. Por consiguiente, habrá una cantidad creciente de capacidad de reserva en el mercado, y esto sin dudas se reflejará en los precios.
Un evento geopolítico que podría perdurar por más tiempo e infligir daño a la economía global sería una posible invasión de China a Taiwán. Un evento geopolítico de esta magnitud va a impactar de manera significativa en el mercado, porque va a ralentizar el crecimiento de la economía global, y por ende la demanda de crudo. Los eventos geopolíticos de larga duración terminan teniendo efectos negativos para el crecimiento de la economía global, lo que impacta seriamente en los precios del crudo.
En conclusión, los precios del crudo se proyectan a la baja también por la conjugación de otros eventos macroeconómicos y políticos en la economía más grande del mundo: la economía estadounidense. La economía estadounidense está dando señales de ralentización con una baja en el consumo, el desempleo en aumento, y la negativa de la Reserva Federal de iniciar un proceso de recortes de tasas para reanimar la actividad económica, lo que podría llevar a una recesión y una posible reducción de la demanda. En ese mismo tenor, un posible triunfo electoral de Donald Trump podría echar hacia atrás muchas regulaciones que limitan al mercado energético, y así darle un nuevo impulso al mercado de esquisto, a pesar de que los costos marginales para explorar nuevos pozos son altos debido al enfoque de las empresas de la industria en los rendimientos financieros para devolverle capital a sus accionistas. En pocas palabras, una era de petróleo barato se aproxima.