Perturbaciones del PPH

Perturbaciones del PPH

En elementos de perturbación para el oficialismo se ha convertido las encuestas. Aunque es preciso no cegarse por la simpatía y apreciar hasta qué tanto es conveniente sustentar la victoria electoral por vía de las encuestas, sí hay que señalar que vienen «retratando» la situación nacional como de muy favorable, de cómoda para el candidato del PLD, el doctor Leonel Fernández.

Si presumiéramos que el candidato oficialista Hipólito Mejía gozara de una personalidad magnética y seductora, de un discurso de advertencias que indujera al votante a reflexionar sobre el sentimiento discreto, sobre lo amplio y lo breve en la observación cuando lo deciden las circunstancias, la habilidad y el manejo del recurso de la experiencia, pues podría caerse en inexactitudes, porque los sondeos de opinión no nos muestran la presencia por el contrario, la ausencia en el caso del presidente Mejía, de la viveza de ingenio tan necesaria para vencer tantos obstáculos, incluso aquellos que han sido el torpe vicio de zaherir a su principal adversario con fuertes calificativos, muchas veces montaraces, que, sin embargo, inducen a pensar al votante que se carece de crédito y fe, encontrando repulsa total en ello. No se le admira y lo respetan por la falta de modestia y comedimiento de tolerancia y discreción.

Aquí radica, precisamente, porqué el apoyo que brindan muchos reformistas al candidato peledeísta que ven en su personalidad «esa nota de equilibrio» de la situación nacional, como me han manifestado tres importantes integrantes de la Comisión Ejecutiva, que han decidido brindar apoyo discreto a esa candidatura. Y esto precisamente es el otro elemento perturbador para el oficialismo, la aceptación y colaboración de los reformistas, que en asuntos electorales son unos verdaderos «diablos o caballos»; hombres de mesa, soldados del deber que con fuerzas y bríos son temidos por adversarios rematadamente paralizados por una oratoria puntillante y admonitoria que le ha hecho el candidato opositor.

Pienso que aquí radica la principal preocupación del perredeísmo reeleccionista, preso del terror al voto mayoritario de las urnas, que bajo la supervisión de muchos reformistas disidentes que no se quedan como convidados de piedra en este torneo, pues su presencia en las mesas en 1996 cuando se selló el pacto de alianza PRSC-PLD fué vital para frenar nefandos procedimientos de campaña de adictos a las urdimbres.

Ese reformismo de humildísimos seguidores, vanguardias y escudos en los barrios y campos de la República, obreros del Partido Reformista, son perfectos comandos electorales, que por la estructura misma del PRSC con la organización de la Junta Central Electoral convirtieron esa organización en una maquinaria electoral.

A mi entender el presidente Hipólito Mejía, de quien pensábamos era el hombre que iba a imprimir huellas en grandes núcleos del reformismo por sus alabanzas y atenciones con el doctor Balaguer, solo se limitó a meter baza para favorecer un candidato que le fuera vulnerable a sus planes continuistas, acción ésta llevada a cabo con perfecta deliberación y conocimiento. Sin embargo, no llegó a ver que ese reformismo necesitaba del equilibrio político (roto el 14 de julio del 2002), por la confesión que hiciera en Romana de apoyar a una en perjuicio de otro. Hoy ha consechado este agraz fruto del alejamiento a su causa de importantes sectores reformistas, y carece de títulos morales» para evitar la profunda y sistemática cooperación entre morados y colorados, que reentran en acuerdos, no solo por simple adhesión, sino para establecer mecanismos de seducción, por recientes peces entre ellos, de otros reformistas que no esperarían una incierta segunda vuelta para garantizarse algún posicionamiento en un futuro gobierno peledeísta.

La fuerza de sus argumentos de que la militancia no se trocará o cederá, aunque luzca moralmente dudoso, es comprensible que sea políticamente racional, pues con el calor e indignación que han enjuiciado la mal velada participación oficial en sus asuntos internos se sospechaba el impacto que estaban dispuestos a dar para resistir al soberano que pretendió ejercer autoridad en ellos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas