Lima — El candidato izquierdista Pedro Castillo acumulaba una ligera ventaja tras colocarse delante de la derechista Keiko Fujimori en un balotaje presidencial que remeció los mercados de Perú. Según los conteos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con el 95% de las boletas revisadas, Castillo sumaba 50,2% y Fujimori 49,7%.
La diferencia es de más de 87.000 votos. Los centros de cómputo seguían recibiendo votos de las remotas zonas rurales que fueron transportados incluso en botes y los que llegan en valija diplomática vía aérea del extranjero.
“Nadie puede decir a estas alturas con seguridad quién va a ganar”, dijo la radio local RPP Fernando Tuesta, politólogo de la Pontificia Universidad Católica de Perú y exjefe de la ONPE. Ni el profesor de primaria de una escuela rural, Pedro Castillo, ni la exlegisladora derechista y jefa del partido Fuerza Popular, Keiko Fujimori, se han pronunciado sobre los resultados.
La bolsa de valores de Lima registró descensos mayores a 7% y, cumpliendo su reglamento, cerró sus operaciones por 20 minutos para luego reabrirlas. El tipo de cambio del dólar también alcanzó un máximo histórico de 3,95 nuevos soles por dólar en el mercado interbancario.
El mapa parcial de los votos en Perú mostraba un país partido en dos. Castillo dominó de forma abrumadora en las empobrecidas zonas rurales de los Andes y gran parte de la Amazonía.
Fujimori fue la candidata de la élite empresarial, dominó la capital con casi un tercio de la población y otras ciudades de la costa del Pacífico. Las ciudades más golpeadas por el terrorismo de Sendero Luminoso durante la guerra interna que entre 1980 y 2000 dejó casi 70.000 muertos, votaron por Castillo.
Fue un resultado adverso para Fujimori, que durante la campaña acusó sin pruebas al profesor de nexos con el grupo criminal. Las zonas donde mineras de capitales internacionales buscan expandir proyectos extractivos también votaron casi en su totalidad por el izquierdista.
En el distrito más pobre del país, Uchuraccay, el profesor acaparó el 87% de votos, mientras que en el distrito más rico, San Isidro, Fujimori se impuso por 88%. El domingo, tras finalizar los comicios, la televisora América reveló un conteo rápido de la firma Ipsos Perú que arrojó un empate técnico entre Castillo con 50,2% y Fujimori con 49,8%. El margen de error era de un punto porcentual.
El domingo por la noche, Fujimori pidió a sus seguidores mantener la prudencia debido a que “el margen es tan pequeño”, mientras que Castillo exigió “el escaneo y la revisión de todas las actas para transparentar y garantizar la verdadera voluntad popular del pueblo peruano”.
El ganador de los comicios gobernará por cinco años desde el 28 de julio. Ambos candidatos prometen vacunar contra el coronavirus hasta fines de diciembre. También se oponen al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo.
El campo de batalla entre los dos radica en el modelo económico y los efectos devastadores de la pandemia. Perú mostró buenos datos macroeconómicos en 20 años, pero no reparó en la informalidad laboral mayor al 70% y sus pésimos servicios públicos de salud y educación.
El país lleva casi tres décadas de gobiernos amigos del libre mercado sin intervención estatal en el sector empresarial debido a la constitución escrita en 1993 bajo el gobierno del padre de la candidata Fujimori, el ahora encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), quien cumple condenas por corrupción y por el asesinato de 25 peruanos en su gestión.
Keiko Fujimori busca mantener el mismo sistema, mientras Castillo anhela reescribir la constitución para modificar el sistema económico y lograr más ingresos para educación y salud con la participación del Estado en recursos naturales como la minería, el petróleo y el gas.
El virus provocó 10 millones de pobres que viven con menos de tres dólares por día, decenas de miles de negocios quebraron y hay más de 186.000 muertos, cifra que casi triplica las víctimas del conflicto armado entre el grupo terrorista Sendero Luminoso y los uniformados entre 1980 y 2000. Castillo ofrece, de forma adicional, renegociar los contratos con las multinacionales que extraen minerales, gas y petróleo en busca de más ingresos estatales.
También asegura que cobrará deudas al fisco de poderosos grupos empresariales que suman más de 2.400 millones de dólares. “Los millonarios no lo ven como su candidato, como usa sombrero, la gente pobre le ha votado porque promete cambios“, dijo Marcelina Quispe, de 56 años, una vendedora ambulante de dulces, mientras caminaba por una calle de la zona financiera de la capital.
Fujimori, para quien la fiscalía ha pedido 30 años de cárcel por presunto lavado de dinero, recibe el apoyo de los ricos así como de políticos de otros países, entre ellos el opositor venezolano Leopoldo López, el expresidente colombiano Andrés Pastrana y el expresidente boliviano Jorge Quiroga.
Por su parte, el profesor izquierdista tiene adhesiones de los expresidentes de Bolivia, Evo Morales, y del exmandatario de Uruguay, José Mujica.